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La Bolsa ¡ay! en 2009

La Bolsa ¡ay! en 2009

martes 16 de diciembre de 2008, 15:07h
Los mercados de valores, esto es, lo que conocemos como Bolsas, tienen una faceta de interés económico que es la línea de tendencia y otra, la que más se y más se comenta, porque es mucho más divertida, que es el juego de las compras y ventas en las sesiones diarias, que ahora son continuas por la propia naturaleza de la tecnología informática, que permite tener abiertas las Bolsas prácticamente siempre, todos los días y a todas las horas, en el sentido de que en cualquier momento se pueden comprar y vender valores.

    Esto último que, con mucha propiedad, se llama “jugar en Bolsa” da origen a todo ese vocabulario, antes para iniciados y ahora en boca del común, de “recoger beneficios”, “volatilidad”, “movimientos técnicos”, “descontar”, “recortes”, “chicharros”, y un largo etcétera con más imagen y expresividad que contenido, pero que da muy bien en comentarios y debates. No es lo mismo que hablar en términos de macro o micro-economía, pero exige mucho menos esfuerzo y se queda bien, con cierto vistoso aire de “connaisseur”.

    Así que plantearse cómo irá la Bolsa en 2009 no deja de ser un ejercicio de voluntarismo, más cercano a la bola de cristal que a los serios indicadores de la economía, frutos siempre de muy laboriosos esfuerzos de análisis, proyecciones y demás instrumentos de la econometría. Para las Bolsas, la econometría es difícil que pase de mera estadística retrospectiva, sin ni siquiera espacio para la investigación operativa.

    De todas formas siempre puede apuntarse algo. Por ejemplo, es un hecho estadístico que los movimientos de las Bolsas por supuesto que no determinan, pero presentan una curiosa aproximación prospectiva, y por eso se dice que las Bolsas “descuentan” el horizonte de la economía más o menos con un año de anticipación. No es exactamente cierto, pero se aproxima bastante. Así que es más fácil decir, por la observación actual de la Bolsa, cómo será más o menos el año económico 2009, que hacer pronósticos sobre cómo será el año 2009 en la Bolsa.

    Las grandes euforias con que, en los últimos días, se celebra la capacidad de nuestra Bolsa para mantener y superar el listón de los 9.000 puntos, incluso de los 9.100 puntos, no dejan de ser una ironía cuando ese listón se compara con el inicio del año. ¿Es sensato celebrar que la Bolsa vuelva a los 9.100 puntos, cuando eso significa que el valor perdido por el conjunto de los valores cotizados, en lo que va de año, es más del 43% neto? Nada, una fruslería.

    Así que la línea de tendencia de la Bolsa nos dice lo mismo que ya sabemos por el FMI, por el Banco Mundial, incluso por los análisis serios de los indicadores, como los de FUNCAS. Nos dice que 2009 va a ser horrible, que se van a multiplicar, hasta el colapso de los Juzgados mercantiles, los concursos de acreedores, que se va a destruir empleo en volumen significativo, que el paro va a alcanzar listones –estos sí que sí– ya no inquietantes, sino más allá de las señales de alarma. En una perspectiva de recesión que el propio Solbes admite, todos los indicadores de la economía española están al rojo y zumban de forma alarmante.

    ¿Y como irá la Bolsa en 2009? Pues mal, naturalmente ¿cómo va a ir? Los milagros, si existen, están reservados a Dios. Lo cual no quiere decir que falten altibajos, probablemente más frecuentes y más intensos que en el año que ya nos acerca a las uvas ¿de la suerte? Habrá altibajos y hablaremos más y más de movimientos técnicos y de volatilidad y de ajustes y de tomas de posición. Incluso algún nuevo término se pondrá en circulación. Y habrá oportunidades, naturalmente. ¿Cuándo no? Guerras y otros movimientos sísmicos aparte, el dinero ni se crea ni se destruye, sólo cambia de manos, aunque es verdad que casi siempre termina en las mismas.

Ahora mismo, con la que está lloviendo, alguien –hasta ahora, que se sepa, no ubicado en el tan cinematográfico mundo de los “broker”– parece dedicado a reunir inversores para un paquete de valores singular, pero que, cuando bien se analiza, no está mal tirado para un juego que no sea de corto recorrido. Tengo la impresión de que el Fondo, si finalmente se constituye, va a parecer una locura durante todo el año 2009 –a lo mejor me equivoco– pero puede ser un “gran golpe” si sus inversores tienen resuello para aguantar hasta el inicio de la siguiente fase expansiva del ciclo, que ya es aguantar, porque ni en sueños es probable que llegue antes de 2.011, que es una línea de horizonte como para llegar jadeando si uno no se queda en el recorrido.

    Mientras, en 2009 la Bolsa, desde luego las Bolsas españolas, vivirán tan irrealmente como las estamos viendo en los meses recientes, pegadas a las noticias, algunas tan poco económicas y tan políticas como las que rodean el mundo mafioso de Lukoil. Pero precisamente esa vida irreal, mediante sus sobresaltos, hará que, a corto plazo, unos ganen y otros pierdan cantidades importantes.

    ¿Qué puede esperarse, a corto plazo y con un Gobierno que proclama abiertamente su hostilidad al Mercado y su pulsión funcionarial al intervencionismo letal del Estado, de una Bolsa en la que la noticia de que la estatal italiana ENEL quiere tomar todo el control y poder en ENDESA dispara al alza las acciones de esta última? A lo que parece, por estos pagos son muy deseadas las migajas de la mesa de la Mafia. ¿Recuerdan aquello de “gato blanco, gato negro, da lo mismo si caza ratones”? Pues ya conocen la versión española actualizada: mafia italiana, mafia rusa, da lo mismo si trae dinero y seguridad.

    Así que en 2009 nos seguiremos excitando, asustados o divertidos según las ocasiones, con los zigzagueantes movimientos de las cotizaciones de los valores en Bolsa. En su mayor parte, la economía financiera ya habrá salido de los lóbregos pasadizos de la crisis de las hipotecas basura y los activos tóxicos, pero la economía real estará aún por los peores subterráneos de la crisis. Así que las Bolsas, huérfanas de su propia potencia, movidas por la humana codicia de la optimización de los beneficios a corto, seguirán absurdamente aferradas a las noticias, precisamente creadas no pocas veces para moverlas. Pero aún así, este menos que modesto inversor seguirá acudiendo al excitante desafío del libre juego de los mercados. Como miles y miles de personas que, con buen sentido y a diferencia del socialista José Blanco, creen, creemos, más en el libre Mercado que en el corrupto Estado. 
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