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Brufau sale a los medios: controlar Repsol no es tan fácil

Sebastián, en baja por el ‘affaire Lukoil’

Sebastián, en baja por el ‘affaire Lukoil’

miércoles 26 de noviembre de 2008, 22:49h
El ministro de Industria, Miguel Sebastián, está ‘en baja’ en la apreciación de Zapatero, señalan círculos gubernamentales, que añaden que el presidente está “harto de los líos de Sebastián”. El último, y puede que definitivo, de estos líos es el revuelo organizado con motivo de los intentos de compra de las acciones de Repsol en poder de Sacyr por la rusa Lukoil. Pero hay, desde luego, un larfo rosario de agravios, desde el fallido plan para la recuperación de ventas de automóviles hasta la ‘brillante idea’ de regalar dos bombillas de bajo consumo a todos los españoles…cuando ni siquiera hay capacidad en las fábricas españolas para la producción de tantos millones de bombillas. Este descenso en la cotización de Miguel Sebastián en el elenco gubernamental puede ser la primera consecuencia política importante del ‘caso Lukoil’. O ‘caso Repsol’. O, si se quiere, y más propiamente, ‘caso Luis del Rivero’. En todo caso, parece que Sebastián puede ir diciendo adios a sus expectivas de convertirse, a medio plazo, en el vicepresidente económico del ejecutivo Zapatero, por muchos favores que ZP le deba.

Oposición cerrada

Para nadie está del todo claro, al margen de las informaciones periodísticas, el papel que ha jugado el ministro de Industria en el aún no zanjado asunto de la venta de las acciones de Repsol en poder de la empresa Sacyr, que preside del Rivero, a la rusa Lukoil, una empresa poco valorada en el sector por su excesiva dependencia del gobierno ruso. Pero sí parece que Del Rivero, personaje bastante próximo a los círculos monclovitas, ha obtenido un trato de favor tanto a la hora de adquirir las acciones de Repsol, en los viejos tiempos dorados –todavía en septiembre maniobraba para llegar a la presidencia de la petrolífera, desplazando a Antonio Brufau--, como para vender estas acciones a un precio ventajoso, casi el doble de su valor, a la rusa Lukoil, muy relacionada con el círculo de Putin.

 

Esa venta ha encontrado una oposición cerrada en diversos círculos, incluyendo varios socialistas (Felipe González y Alfonso Guerra, los más connotados), sin contar ya al PP y a diversos medios empresariales y bancarios, que no se fían de Lukoil ni de sus intenciones. La rusa querría controlar la compañía adquiriendo un 29,9 por ciento de las acciones de Repsol (20 por ciento de Sacyr, nueve del ‘holding’ de la Caixa Criteria y participaciones en poder de otros sectores): a partir de ese porcentaje, tendría que presentar una OPA sobre el total de la petrolera española. Pero ese control no queda explicitado, sino más bien desmentido por quienes impulsaban, desde la sombra, las posibilidades de Lukoil –que, hasta ahora, no ha dicho esta boca es mía--.

Brufau: hay que opar al cien por cien

Hoy por hoy, parecen haber ganado la partido los contrarios a la entrada de la empresa rusa en el accionariado de Repsol. Anoche, el presidente de esta compañía, en el curso de una muy anticipada fiesta de navidad con los medios, dijo que, para controlar Repsol, “hay que presentar una OPA sobre el cien por cien de las acciones"; otra cosa, dada la composición del Consejo de Administración y los estatutos de la empresa, no haría sino dar una representación  proporcional al comprador de acciones, y ni siquiera, sugirió de manera parabólica, tendría garantizado este adquirente un asiento en el Consejo.

Según Brufau, que trazó una brillante perspectiva para Repsol, la compañía no puede ser sino independiente y privada, con lo que excluyó los rumores de que sería entidades estatales (como la SEPI, se había dicho) las que compararían el paquete de Sacyr, liberando a Del Rivero del peso de la deuda acumulada por su empresa constructora, cercana a los 18.000 millones, que es mucho más de lo que vale en Bolsa su paquete de acciones de Repsol. El ‘precio’ que Del Rivero pretendía obtener de Lukoil sería ‘político’, entendiendo la empresa rusa que ello le daría el control de la compañía española, algo que, como decimos, Brufau desmintió anoche tajantemente.

El presidente de Repsol no olvidó, en su breve discurso ante los periodistas, de manera informal y copa en mano, hacer un repaso a las buenas perspectivas de la empresa, que se halla presente en tres de las  más importantes prospecciones petrolíferas o gasistas del mundo, en Brasil, Bolivia y Perú, así como la satisfactoria marcha de las cosas en YPF Argentina. Pero, en conversaciones privadas, rechazó entrar más en detalle acerca de quién cree que será, finalmente, el comprador de las acciones de las que tan desesperadamente quiere deshacerse Del Rivero.

Por su parte, el presidente de Sacyr trata de moverse en un mar lleno de tiburones, algunos creados a sus propios pechos (Lea ‘Del Rivero ya huele a ruina). Dicen que trata de contactar con sus amigos en el gobierno para que le saquen del aprieto en el que se encuentra la constructora, a la que los bancos empiezan a apremiar los pagos debidos.

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