Restituir la democracia en Honduras, preocupación de México

En este sentido, la actitud del gobierno del presidente Felipe Calderón contra las acciones golpistas que llevaron al poder a Roberto Micheletti, tras una incruenta asonada golpista, se inscriben en las mejores tradiciones democráticas de nuestro país, en consonancia, con el respeto a las determinaciones soberanas de los pueblos, siempre y cuando no se conculquen derechos fundamentales, cuales son, el de la legitimidad que da el voto popular y la no ingerencia del Ejército, en asuntos políticos, cual fue el caso en Honduras, en donde las fuerzas armadas, en principio se negaron a participar en el intento reeleccionistas de Zelaya, al no participar en el referendo con el que intentaba reelegirse, para luego, los mandos militares instruir a la soldadesca para irrumpir violentamente en Palacio de Gobierno de Tegucigalpa y trasladar al presidente hondureño a Costa Rica, y así permitir la entronización de Ricardo Micheletti..

Cabe destacar, que México ha estado dominado en las últimas dos semanas en la atención de su opinión pública, por los previos, la concreción y ahora –este miércoles 8 de julio en que escribo este texto-- en los conteos de las elecciones para elegir nueva Cámara de Diputados federal, seis gobernadores; delegados políticos en el DF, integrantes de la Asamblea Legislativa en la capital del país, Congresos Locales y Ayuntamientos, que se votaron el anterior domingo 5 de julio. Con todo, medios de comunicación y sectores políticos, no han olvidado lo que ocurre en Honduras.

Tras la abrupta destitución de Zelaya, el gobierno del presidente Felipe Calderón llamó a consultas al embajador de nuestro país en Tegucigalpa Ricardo Tarcisio Navarrete Montes de Oca, quien arribó a la ciudad de México el martes 30 de junio, es decir, sólo 2 días después del golpe que se consumó para destituir a Zelaya, la madrugada del domingo 28 de junio.

Montes de Oca, trascendió, hizo un pormenorizado informe de lo que ocurre en el hermano país de Centroamérica, en donde para políticos y analistas mexicanos, existe un latente riesgo de que las pasiones políticas de quienes respaldan a Zelaya y a Micheletti, respectivamente, pudieran desbordarse y devenir en un baño de sangre que nadie desea.

En busca precisamente de una salida política a esta confrontación entre hondureños, se inscribe el ofrecimiento que hizo la subsecretaria de Relaciones Exteriores Lourdes Aranda Bezaury, quien dijo el pasado lunes 6 de julio que en caso de que el depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, solicitara asilo en México, el gobierno de México lo consideraría.

En conferencia de prensa, en la que presentó la página de Internet del G-5 de manera simultánea con los países miembros de este grupo de naciones emergentes, destacó que en su momento la canciller de Honduras, Patricia Rodas, no pidió asilo o refugio a México.

La subsecretaria Aranda Bezaury sostuvo que ese tema sigue siendo para México objeto de discusión en el seno de la Organización de Estados Americanos (OEA) y en la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

En medios políticos mexicanos, se sigue muy de cerca la evolución del conflicto en Honduras, en espera de que se plantee una salida democrática al conflicto. Y al respecto, ha sido bien recibida la mediación de la secretaria de Estado de Estados Unidos Hillary Clinton, quien la tarde del miércoles, se entrevistó en Washington con Manuel Zelaya.