Noche más sufrida de lo que se esperaba, pero resuelta con doblete madrileño, ya que Real y Atlético ya están en semifinales. El sufrimiento fue mayor para los blancos, que vieron como el Bayern era capaz de igualar el resultado de Múnich (1-2) y obligarle a disputar la prórroga en la que los alemanes, que estaban con diez por la rigurosa expulsión de Vidal, se vinieron abajo y encajaron tres goles en la prórroga, el segundo en fuera de juego de Cristiano. También sufrió en la segunda parte en Leicester el Atlético, que se había marchado al descanso con la ventaja de un gol de Saúl, pero vio como empataban los aguerridos ingleses -en el minuto 60, por medio de Vardy, que siguieron encerrando a los rojiblancos en su área, pero ya no pasó nada grave después, con lo que los de Simeone ya están de nuevo en la antesala de la final (1-1).
El Madrid jugó con fuego, dejando de principio la iniciativa a un Bayern que salió a por todas, y a punto estuvo de provocar un incendio tras ver cómo los alemanes se adelantaban en el marcador por medio de Lewandowsky al transformar un penalti en el minuto 53, y quedándose desde ese momento a un gol de ser eliminados por los alemanes.
Pero los de Zidane le echaron casta imediatamente después y lograron la igualada un cuarto de hora más tarde por medio de Cristiano en un magnífico cabezazo imparable para Neuer. No obstante, se complicaba de nuevo el partido y la eliminatoria un minuto después cuando Ramos marcaba en propia meta un autogol más bien tonto.
Tras lo cual los alemanes buscaron otro gol que les clasificaba ya directamente. Pero la rigurosa expulsión del chileno Arturo Vidal complicó las cosas a los de Ancelotti, que ya con uno menos, en la prórroga encajaron dos goles casi seguidos nuevamente de Cristiano (el primero de ellos en fuera de juego) y otro de Asensio (4-2).
También el Atlético, que había dominado al Leicester en la primera mitad, cuando Saúl marcaba en el minuto 26, tuvo unos minutos de zozobra tras el descanso. Porque en una horrorosa segunda parte que pasaron bochornosamente encerrados en su área ante un equipo que jugaba al patadón, encajaron el gol del empate, de Vardy en el minuto 60 y después hubo un cuarto de hora en que también jugaron con fuego, aunque salieron indemnes. Y, como su eterno rival, se metieron en semifinales.
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