www.diariocritico.com

María Goiricelaya (dramaturga y directora de escena): "Soy teatrera hasta la médula"

viernes 08 de marzo de 2024, 08:52h
María Goiricelaya
Ampliar
María Goiricelaya (Foto: Carlos Villarejo)
María Goiricelaya Burón (Bilbao, 1983) es directora, dramaturga, actriz e investigadora teatral. Doctora en Investigación y Creación en Arte por la Universidad del País Vasco (UPV), por su tesis “El entrenamiento vocal del actor en los siglos XX y XXI” (2016), es también licenciada en Comunicación Audiovisual y Postgraduada en Artes Escénicas por la UPV, y posee varios Másteres: Teatro Musical (RCSSD), Artes Escénicas (Rey Juan Carlos I) y Gestión Cultural (UOC). Su formación incluye centros como el Roy Hart Center (Francia), Teatr Piesn Kozla (Polonia) y el Arthoc International Centre (Rumanía), entre muchos otros.

Es su base teórica y académica que refrenda una pasión por el teatro surgida cuando apenas si había cumplido los 15 años y cuyos últimos trabajos creados junto a Ane Picaza y La Dramática Errante (compañía que ambas constituyeron en 2017), han obtenido diversos reconocimientos y galardones. Citemos Madre Coraje, Nevenka, El Patio de mi casa, Yerma, o Altsasu. Paralelamente, Goiricelaya es también programadora artística de la Sala BBK de Bilbao y directora artística del Festival de Teatro de Olite.

Goiricelaya cambió la seguridad de un trabajo como reportera en una cadena de televisión nacional durante casi dos lustros por la inquietud y la permanente zozobra de la escritura teatral y la dirección de escena. Esta vez y sin que sirva de precedente, ha sido el teatro quién ha ganado por goleada. Lo refrenda el hecho de que, en los últimos tiempos, cada nuevo estreno de La Dramática Errante es esperado con impaciencia tanto por sus compañeros de profesión como por la crítica especializada y el público.

Sorprendida por la reacción que Altsasu levantó en su estreno en Madrid, a la directora vasca no le queda más que afrontarla con paciencia. Recordemos que, incluso alguno de los principales dirigentes de Vox encabezaron una manifestación de varias docenas de personas contra la representación del montaje en el Teatro de la Abadía. Sucedió el día del estreno mientras que en los siguientes el ruido se acalló y todo discurrió como debiera haberlo hecho desde el principio. Juan Mayorga, director del teatro, dramaturgo y académico de la RAE puso las cosas en su sitio desde el primer momento colocando a Altsasu como “un teatro que nos ayude a examinar nuestro tiempo y sus contradicciones”.

Pero el teatro de María Goiricelaya va mucho más allá de esa especie de caza de brujas a la que está expuesta porque los temas que aborda en sus dramaturgias tienen un alto contenido y compromiso social y político sobre asuntos de nuestro tiempo: “mis propuestas están ahí como punto de partida para el debate… Si es que se sabe debatir y se puede debatir, que igual no…”. Con todo, María apuesta sin ambages de ningún tipo por la necesidad de la crítica especializada en el mundo de las artes escénicas. Incluso, y, sobre todo, cuando son negativas, “siempre que no sean hirientes”.

Los inicios

La bilbaína comenzó a relacionarse con el teatro a los 15 años, en plena adolescencia, en el colegio: “entonces convivía con las tristezas propias de esa época convulsa en la que todo va mal…”. No buscaba, ni mucho menos, como podría pensarse, la fama o el reconocimiento social sino más bien “estar cerca de la aventura, del amor romántico y todas esas cosas. Mis tías me llevaban mucho al teatro cuando era pequeña, sobre todo en la Semana Grande de Bilbao, a la que también acudía con mis padres a ver a Pedro Osinaga, a Arturo Fernández … O a María Isbert, y a otras figuras de mi época de infancia. ¡Disfrutaba muchísimo! Para mí era fascinante”. Por eso, cuando creció un poco más, buscaba un lugar dónde expresarse, dónde poder dar rienda suelta a sus frustraciones y neuras melancólico-adolescentes, y se acercó a los talleres de teatro amateur de la Escuela Municipal de Teatro de Getxo, en donde pronto descubrió que “me encantaba, que acabaría convirtiéndome en actriz. Entonces era lo único que tenía claro”.

De la Escuela de Getxo saltó a la Escuela de Música y Artes Escénicas de Bilbao y, por indicación expresa de sus padres, conocedores de las capacidades de su hija, le sugirieron que no dejase los estudios universitarios y se embarcó durante unos años en acudir por la mañana a la Facultad de Comunicación de la Universidad del País Vasco mientras que las tardes las dedicaba al teatro para conseguir también obtener una especie de diplomatura (entonces no existía la ESAD del País Vasco): “Estudiaba las dos cosas a la vez pero el teatro cada vez me enganchaba más y, aunque, después de terminar Comunicación, me puse a trabajar en los informativos de Antena 3 TV durante ocho años, a mitad de ese periplo quise irme a estudiar teatro a Londres...”.

“Fue muy gracioso -recuerda sonriente la dramaturga y directora vasca-, porque lo intenté en The Royal Central School of Speach and Drama y con la intención de hacer un máster en teatro musical. Yo creía que cantaba bien, aunque ni siquiera tenía experiencia de haberlo hecho en coros. Acudíamos a la prueba unas 300 personas y sólo había unas pocas plazas. Me fui un par de días a Londres, con 24 años, sin ninguna expectativa y resulta que me cogieron”. Lo gracioso es que, pasados unos días de aquella prueba y con María de vuelta en Bilbao, un buen día llegó una carta a casa desde Londres: “la carta pesaba y yo le dije a mi abuela que eso no podía ser un no porque eso se dice en dos líneas y la carta pesaba mucho. Efectivamente, abrí la carta y me comunicaban la admisión en la School”. La noticia no fue muy bien acogida por la madre de María, que veía un futuro más que prometedor para su hija en la televisión, pero la joven siguió la llamada del teatro y, con una beca, se fue a la capital del Támesis en dónde estuvo un año cantando, bailando, interpretando y haciendo repertorio de teatro musical.

El enfrentamiento a la dura realidad, la elección del camino, vino inmediatamente después de aquel año glorioso, cuando el director del máster le dijo que “si te quedas aquí vas a trabajar en papeles de latina, porque tu constitución, tu mirada, tu acento y tu físico son latinos. Lo más probable es que acabes haciendo papeles pequeñitos en musicales como Evita o West side story”. La bilbaína le respondió que “entonces me voy a Bilbao a ver si consigo hacer Lorca y Shakespeare”. Y los hizo porque entró a formar parte de la compañía Kabia Teatro, en la que permaneció durante casi 15 años. “Sigo en ella como socia, pero dejé de trabajar como actriz en 2017, fecha en la que un amigo mío, David Pascual, escenógrafo de La Veronal y de La Tristura, me insistió para que comenzara a escribir. Yo sólo pensaba en seguir siendo actriz, pero insistió tanto que le hice caso y comencé a hacer cositas en el terreno de la dramaturgia… La primera fue un biodrama para una fundación bilbaína”. Y desde entonces, 2017, María Goiricelaya no ha dejado de escribir y no piensa en volver a la actuación: “la vida te va mostrando los caminos y yo ya he encontrado el mío”.

Acaso por eso mismo La Dramática Errante es la respuesta perfecta a las inquietudes actuales de estas dos mujeres, María escribe y dirige mientras que Ane Picaza actúa. “La simbiosis es perfecta -nos asegura Goiricelaya-. Las dos nos interesamos por los mismos temas y asumimos idénticos riesgos… Riesgos con los que, en los últimos meses he aprendido a encajar de forma más tranquila. Al principio te da mucho susto que tu trabajo se juzgue con una mirada sesgada o políticamente estigmatizada, cuando en realidad de lo que se trata es simplemente de hacer teatro… ¿Cuánto tiempo le va a quedar a Altsasu en dejar de ser la obra censurada para convertirse sencillamente en un gran espectáculo que llegó a los Max optando al premio como mejor espectáculo, y eso que provenía de una compañía independiente, de Bilbao, y no de una coproducción con grandes teatros? A mí me parece que eso tiene un valor”.

Aunque, a priori, uno podría pensar otra cosa teniendo en cuenta su vinculación inicial con la comunicación audiovisual, la dramaturga da una importancia prioritaria a la palabra, al texto: “Me encanta la plástica y la videoescena, pero las pongo siempre al servicio de la palabra. Yo soy muy de texto, aunque también doy mucha importancia a la parte plástica de los montajes, pero si tuviera que privilegiar algo sería la palabra. La parte plástica cae más en el ámbito de Ane porque ella viene del mundo de las Bellas Artes”. Y como conoce tan bien a Ane, siempre que escribe lo hace pensando en ella, en que su trabajo como actriz brille con luz propia.

Siempre ha escrito para el escenario, nunca para la gran ni para la pequeña pantalla. Pero ahora precisamente anda metida de lleno en su primera experiencia para llevar Yerma al cine en un guion que coescribe con Lara Izaguirre, la productora ejecutiva de 20 000 especies de abejas.

Una montaña rusa

Una oportunidad estupenda para trasladar a María Goiricelaya qué provoca, a su juicio, más libertad de interpretación en el espectador, ¿el cine o el teatro?: “Sin duda, el teatro. La libertad que permite a la imaginación, o la gran cantidad de emociones que provoca una obra de teatro no la consigue, por lo general, el cine. Y quizás porque el hecho teatral conlleva que un determinado grupo de personas comparte el mismo espacio que los actores, y eso provoca una experiencia mucho más intensa que la del cine, aunque este también la provoque, pero te priva de la carne, de la respiración, del sudor del actor. En el teatro, sin embargo, todo sucede en ese momento y la experiencia que se vive en el escenario y en el patio de butacas es única. Yo, desde luego, soy teatrera hasta la médula”.

El teatro de La Dramática Errante quiere influir en la mirada de la gente sobre hechos próximos. Es lo que busca la compañía vasca, sabedora de que sus propuestas pueden provocar el debate, el encuentro o el desencuentro, pero siempre, siempre, la reflexión, el pararse a pensar sobre lo que nos sucede aquí y ahora: “el teatro que nos gusta hacer tiene que ver con esos temas que nos rodean y que nos están sacudiendo, conmoviendo, doliendo, escociendo… Y de ahí Altsasu, o Yerma y la maternidad, o Festen, que vendrá a Naves del Español en Matadero en el mes de junio próximo…”.

Desde luego, se diría que La Dramática ha tomado Madrid porque durante esta temporada vamos a poder ver sobre los escenarios madrileños y casi simultáneamente tres o cuatro propuestas de la compañía bilbaína: “Esto no se escoge. Pasas de cero a cien. De todas formas, como ya te he dicho, llevo haciendo teatro hace casi 30 años… Y sí, la vida es un poco así, pasas de la nada al todo y viceversa. Como en una montaña rusa, así es que estamos disfrutando”.

Hace años -sigue contándonos María-, cuando empezaba a hacer teatro amateur, se acercó a Iñaki Rikarte después de ver uno de sus espectáculos para decirle que le encantaría poder tomarse un café con él algún día, y este le dijo que le encantaba que se hubiera atrevido a acercársele, pero que todavía le habría gustado mucho más si, en lugar de estudiante de teatro, fuese carnicera y lo llamase para tomar ese mismo café. Hoy María sigue admirando a Iñaki y, además, es su amigo.

Nadie es más que nadie

Goiricelaya es cercana, sencilla, dicharachera y extremadamente amable. Sus éxitos en los Premios Max no se le han subido a la cabeza y, como buena vasca, tiene permanentemente los pies sobre la tierra: “Comentaba con Ane hace unos días que no sabía si se había dado cuenta de que después de haber disfrutado enormemente con los Max, después de haber vivido un momento maravilloso, una celebración muy bonita de las dos, sin embargo, al día siguiente seguíamos limpiando los baños del local donde trabajamos. La vida es esto, un día te dan un Max y al siguiente tienes que seguir limpiando los baños”.

Entonces, planteamos a la dramaturga y directora vasca, ¿Qué concepto tienes del éxito?, ¿Necesitas el visto bueno del público, de tus referentes, de tus amigos, o es más importante que tú quedes satisfecha con tu trabajo al margen de la aceptación social que obtenga? “Mi trabajo no tendría sentido -asegura-, si no pudiera compartirlo con el público. Pero, en relación al éxito, tengo un libro con una dedicatoria preciosa que me hizo Elvira Daudet, periodista y poeta, en la que decía ‘Para mi amiga María, que triunfe en el arte, pero, sobre todo, para que triunfe en la vida’. Triunfar en la vida es poder ver crecer a mi hija, pasar tiempo con mi familia y con mis amigos y, por supuesto, también en trabajar en lo que amas, y más aún en la forma que uno quiere, que es lo que hemos conseguido Ane y yo en La Dramática Errante.

A pesar de los “charcos” en los que la bilbaína se ha metido, no considera que en ella funcione la autocensura y quiere proseguir en la línea iniciada en la compañía y seguir abordando temas sociales trascendentes y que, posiblemente, volverán a ser controvertidos: “alguien tiene que hacerlo -concluye entre sonrisas-. Nosotras siempre abordamos temas históricos y, por tanto, están muy vinculados a lo político y lo social. Pueden tener una mirada diferente, pueden abrir nuevas vetas, pueden escarbar en algunas cicatrices cerradas en falso… El error, no obstante, está en considerar que por ese hecho la dramaturga tenga que retratarse políticamente con ellos. Yo soy muy contraria, por ejemplo, a algunas circunstancias que se muestran en Altsasu, pero no tengo porqué manifestar, ni justificar mi postura contraria a esas posiciones adoptadas por algunos personajes en la pieza. Eso me provoca desencuentros profundos”.

“Altsasu es mi forma de contar diferentes puntos de vista en torno a un acontecimiento cercano que muestra una división social profunda. He recibido bastantes comentarios sobre el tema y desde ambos extremos políticos y estoy de acuerdo y en desacuerdo con unos y con otros en muchas cosas. Y, me digo, esta no es mi verdad, ni mi visión, sino la forma de plantearos muchas cosas para ver entre todos qué es lo que pasa, hasta dónde somos empáticos y dónde no podemos llegar a serlo. Ahí está el debate. Puede que lleguemos a encontrarnos, o quizás no podamos nunca porque hay dolores irreconciliables…”.

El teatro del futuro

¿Qué será del teatro en el futuro? Si, arte milenario, pero nunca había tenido enemigos tan letales como las pantallas de los móviles, las tablets, los PC, caminos infinitamente más aceptados hoy en día que las historias del escenario. Goiricelaya, sin embargo, es optimista: “El teatro es el arte eterno y siempre en crisis. Más de cinco mil años después, aún sigue vivo y seguirá estándolo”. Pero eso parece más un deseo que un hecho, al menos mirando alrededor, a niños y niñas, chicos y chicas que, puestos a elegir, prefieren la pantalla, le apuntamos. Pero María insiste: “Bueno, hay niños y niñas que pueden seguir siendo raras avis, como fui yo misma que se enganchó al teatro en su propio colegio. Por otro lado, es verdad, hay chicos y chicas que parecen haber perdido valores esenciales. Pero quiero pensar que siempre va a haber esa resistencia como en Las Galias de Asterix y Obelix, un reducto mínimo de resistentes que quieran seguir trabajando en este arte milenario. Y luego hay también espectáculos que integran el arte visual, la realidad aumentada o la inteligencia artificial y las pantallas en los espectáculos y ese puede ser también un camino interesante para atraer públicos más jóvenes. Aunque hay que tener mucho cuidado porque este tipo de experiencias muchas veces están más cerca del cine que del teatro… Evolucionaremos, sí, pero hay cosas en el teatro que no se van a perder”.

Pasamos de capítulo y queremos conocer ahora cuál de estos dos estados inquieta o incomoda más a María, la incomunicación o el silencio. “Mucho más, sin duda, la incomunicación -nos apunta-. El silencio me fascina. He hecho, por ejemplo, varias veces el Camino de Santiago y soy muy fan de estar horas y horas caminando escuchando el mundo. Me inquieta mucho más llegar a un albergue y no poder compartir experiencias…”.

Damos una segunda vuelta de tuerca y ponemos a la directora y dramaturga bilbaína frente al dolor, a las limitaciones físicas o sensoriales, incluso ante la muerte: “Yo con la muerte tengo un problema. Lo abordaremos en el próximo espectáculo de La Dramática, que está inspirado en las últimas palabras de un tío de Ane que falleció por cáncer y que dijo antes de morir que “No quiero ni flores ni funeral ni cenizas ni tantán” y ese va a ser el título de la pieza. La primera frase de ese montaje dice “¿Me voy a morir?”, y yo todavía espero que algún día alguien venga y me diga “¡es broma, que nadie se muere!”. Con la muerte intento trabajar y reconciliarme cada día porque me asusta muchísimo. Como me asusta el dolor de las gentes a las que quiero, o pensar en la muerte de mis padres, que ya van siendo mayores, o en la injusticia y el dolor en los más pequeños…”.

A María le encanta viajar y, de hecho, ha viajado “todo lo que he querido y podido” y, a pesar de haberse recorrido medio mundo, no se ha atrevido nunca a ir a la India precisamente porque cree que no podría aguantar el dolor y el desamparo de los más pequeños en el subcontinente asiático. Pero quizás el viaje de su vida fue uno que hizo sola, a la aventura, con su mochila a cuestas y de albergue en albergue, recorriéndose Chile de Norte a Sur -del desierto de Atacama a la Patagonia, pasando por la isla de Pascua-, aprovechando la indemnización por despido que tuvo en una empresa de distribución y promoción en la que trabajó unos meses, y quiso dar el mejor destino a los 3 600 euros que había recibido. “El de Chile, quizás, es el viaje de mi vida, aunque todo viaje acumula cientos de experiencia distintas y enriquecedoras. ¡Me encanta viajar sola, comer sola en sitios…! Busco el silencio, como ves -concluye con una sonrisa luminosa y más que abierta-”.

Y, para ir terminando, no nos resistimos a compartir con nuestros lectores una anécdota que María nos refirió en los prolegómenos de la entrevista cuando la dramaturga y directora me escucha justificarme por ponerle delante tres micros para evitar tener que volver a repetir la entrevista: “En no grabar tengo el premio Pulitzer. Me monté en un helicóptero cuando estaba en la tele porque había que grabar unos planos desde el aire. Mi cámara tenía pánico a volar y yo, la periodista, le dije: “¡Tú tranquilo, yo voy…!”. Me dejó la cámara, me monté a la aeronave con la intención de grabar esos planos… Pero no filmé nada y tuve que dar una segunda pasada para poder hacerlo…”.

Cuestionario común (María Goiricelaya)

¿Qué puede hacerte desmoronar en un momento dado?

Que le pase algo malo a alguien a quien quiero mucho.

¿El artista debe ser metódico, ordenado, o visceral e intuitivo?

Las dos cosas. Creo en la víscera, en la intuición, como arranque. Pero después, en el trabajo diario soy alemana, me gusta el orden, la meticulosidad, ser concreta y, sobre todo, trabajar a conciencia…

¿Te molesta mucho que los espectadores se olviden de apagar el móvil o se pongan a consultar las redes en plena función?

Me molesta profundamente, y tanto como directora como espectadora. Es una falta de respeto hacia los intérpretes y hacia el resto del público. Obviamente salvo que el espectáculo lo requiera. El año pasado yo misma dirigí una ópera (El teléfono, de Gian Carlo Menotti), en la ya desde el aviso inicial, rogábamos a los espectadores que mantuvieran abiertos los móviles, que grabasen y que hicieran todas las fotos que quisieran. Con ese título, y hablando de la nomofobia, no podía ser de otra forma.

¿Se puede ser progresista y de derechas y conservador y de izquierdas?

No sé si al mismo tiempo… pero los seres humanos estamos llenos de contradicciones y lo que decimos ser, lo que hacemos y lo que realmente somos no siempre concuerda. ¿Quién dice que debemos tener certezas políticas o de convicciones absolutas hasta el fin de los días?

¿Tiene la mujer presencia suficiente en todos los ámbitos de la sociedad o no?

No. Y voy a remitirme a lo que sé. Hace poco he participado en un estudio sobre la presencia de hombres y mujeres en el ámbito de la cultura dentro del País Vasco, y hay una diferencia más que notable. Por ejemplo, solo hay un 32% de mujeres en puestos de responsabilidad.

¿Qué pregunta te haces a ti misma con frecuencia y aún no has encontrado la respuesta?

Ahora me pregunto cuándo voy a tener tiempo para poder atender adecuadamente el ámbito familiar y el laboral... Y tengo una especie de sueño nostálgico de ver cuándo podré regresar a aquella situación en la que me sentía un poco más libre, y dudo que alguna vez pueda conseguirlo.

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios