Después de romper su peligroso y tenso silencio y legitimar los resultados electorales implícitamente, el todavía presidente brasileño, Jair Bolsonaro, ha dado también un paso adelante para poner fin a las protestas violentas y los bloqueos de carreteras.
Estos actos habían sido organizados espontáneamente por sus seguidores en rebeldía por la victoria de Lula da Silva, pero Bolsonaro ha salido de nuevo a la palestra, esta vez para pedir a los camioneros que bloquean carreteras que pongan fin a sus protestas para respetar "el derecho de ir y venir", es decir, de circulación.
Bolsonaro realizó un vídeo en redes sociales en el que, aunque no condena las protestas, pide a sus seguidores que pongan fin a esas protestas que perjudican al país: "Liberen las carreteras". Además, les explicó que con estas acciones perderán su "legitimidad".
De hecho, aplaudió "otras manifestaciones que está habiendo en todo Brasil, en las plazas", porque, explicó, "son parte del juego democrático".
"A lo largo de este tiempo al frente de la Presidencia colaboré para que resurja el sentimiento patriótico, el amor a la Patria y a los colores verde y amarillo de la bandera, la defensa de la familia y la libertad" y "no podemos alejarnos de eso", argumentó.
"Triste y rabioso"
Sobre el resultado electoral, de nuevo se negó a reconocer explícitamente la victoria de Lula y dijo sentirse "triste y rabioso". Eso sí, volvió a insinuar implícitamente que legitimaba los resultados de las urnas al añadir que es "necesario mantener la cabeza en su lugar".
Desde el domingo se han realizado actos de protesta, pero el miércoles subió el tono con concentraciones frente a los cuarteles para exigir una "intervención militar" contra la llegada de Lula. O lo que es lo mismo, pidiendo un golpe de Estado.
El traspaso de poderes está ya en camino y la investidura de Lula da Silva llegará el 1 de enero.
El líder del Partido de los Trabajadores (PT), Lula da Silva, logró el domingo el 50,9% de los votos frente al 49,1% del presidente actual y líder ultraderechista Jair Bolsonaro. Una diferencia que es pequeña en términos relativos, pero no en cifras absolutas: Lula se impuso con más de 2 millones de papeletas frente a su adversario en las urnas.
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