Continúa el culebrón de la compra de la red social Twitter por parte del magnate de Tesla y Space X, Elon Musk.
El empresario había anunciado la compra de Twitter por 44.000 millones de dólares hace ya varias semanas, pero paralizó en mayo el acuerdo de compra por el momento a falta de conocer un informe profundo de la compañía sobre el número de cuentas falsas o spam que mantiene: "El acuerdo de Twitter está temporalmente en suspenso a la espera de detalles que respalden el cálculo de que las cuentas de spam/falsas representan menos del 5 % de los usuarios".
Pero pasadas varias semanas, Musk insiste en que no tiene esos datos y amenaza con retirar su oferta de compra.
En una carta que ha enviado a la dirección de Twitter, considera que ésta se está "resistiendo y frustrando" la entrega de la información solicitada.
Musk considera que es una "claro incumplimiento material" de los términos del acuerdo de compra y por todo ello "se reserva todos los derechos que de ahí se derivan, incluido el de no consumar la transacción".
Tras sus palabras, la cotización de Twitter en bolsa se desplomó cerca de un 2%.
"El sr. Musk se reserva todos los derechos resultantes, incluido su derecho a no consumar la transacción y su derecho a rescindir el acuerdo de fusión", dicen sus abogados en una carta.
Las cuentas falsas
El problema es que Twitter reconoce oficialmente sólo una cantidad inferior al 5% de cuentas falsas en la red social, y que tiene políticas para reducir la actividad maliciosa, el spam, la automatización maliciosa y las cuentas falsas.
Elon Musk duda de esta cifra aportada por Twitter y cree que la proporción de cuentas falsas sería bastante superior al 5%.
El empresario cerró el 26 de abril un acuerdo con la cúpula de la red social para cerrar la venta por un total de 44.000 millones de dólares (42.000 millones de euros).
Una de las aspiraciones de Musk una vez adquiriese Twitter, según sus declaraciones, era la de otorgar una mayor libertad de expresión y acabar con los bots.
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