La Plaza de San Pedro del Vaticano vivió ayer domingo un momento histórico con la celebración de la misa que marcaba el inicio del mandato del Papa León XIV.
La ceremonia contó con la asistencia masiva de fieles, así como de destacadas autoridades civiles y religiosas. Antes de comenzar el oficio, el Pontífice recorrió por primera vez en papamóvil las calles repletas de personas, incluyendo la Via della Conciliazione, que conduce a la icónica plaza vaticana.
Dentro de la Basílica Vaticana, la liturgia dio comienzo con una oración ante la tumba del Apóstol San Pedro, acompañado por los Patriarcas de las Iglesias Orientales.
A continuación, se organizó una procesión hacia el altar situado en el atrio de la Plaza de San Pedro, portando el Evangeliario, el Palio y el Anillo del Pescador, mientras el coro interpretaba la letanía de todos los santos.
Sus primeros mensajes
Después de estos actos simbólicos, León XIV pronunció su homilía, en la que expresó su gratitud con una célebre frase de San Agustín: “Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti” (Confesiones, 1, 1.1).
En su discurso, el Santo Padre recordó los días previos marcados por la muerte del papa Francisco, describiéndolo como una pérdida que dejó a la Iglesia “como ovejas sin pastor”. Sin embargo, subrayó que, bajo la luz de la resurrección, el Colegio Cardenalicio se reunió en cónclave para elegir al nuevo sucesor de Pedro, encargado de custodiar el legado de la fe cristiana y enfrentar los desafíos contemporáneos.
“Hermanos y hermanas, quisiera que este fuera nuestro primer gran deseo: una Iglesia unida, signo de unidad y comunión, que se convierta en fermento para un mundo reconciliado”, declaró el Pontífice. También enfatizó la necesidad de ser un pequeño fermento de unidad, fraternidad y comunión, transmitiendo este mensaje al mundo con humildad y alegría.
Concluyó su intervención con un llamamiento contundente: “Hermanos, hermanas, ¡esta es la hora del amor!”. Instó a construir una Iglesia misionera, abierta al mundo y comprometida con anunciar la Palabra. “Juntos, como un solo pueblo, todos hermanos, caminemos al encuentro de Dios y amémonos los unos a los otros”.
En su homilía, León XIV reconoció la magnitud de su elección al afirmar: “Fui elegido sin ningún mérito y, con temor y temblor, vengo a ustedes como un hermano que desea hacerse siervo de la fe y de la alegría”.
No hizo menciones, como sí hacía Francisco, a la comunidad LGTBI, pero sí que lanzó algún mensaje integrador, como cuando pidió unidad a la Iglesia para combatir "prejuicios" y "el miedo a lo diferente".
"En nuestro tiempo, vemos aún demasiada discordia, demasiadas heridas causadas por el odio, la violencia, los prejuicios, el miedo a lo diferente", reflexionó.
España, presente
En la ceremonia estuvieron varias personalidades españolas, como los jefes de Estado, los reyes Felipe y Letizia, además de representantes del Gobierno y la oposición:
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