El miércoles se produjo en Afganistán un terremoto de 5,9 grados de magnitud en una de las zonas más rurales del país, cerca de la frontera con Pakistán, donde muchas de las construcciones son de adobe y no han aguantado los temblores.
Hasta el momento se han contabilizado alrededor de 1.500 fallecidos, aunque las autoridades no descartan que la cifra siga aumentando ya que la zona que más ha sufrido el seísmo era de muy difícil acceso y los servicios de emergencias están desbordados.
Afganistán ya estaba sumido en una fuerte crisis alimentaria y económica tras el regreso de los talibanes el pasado verano y la toma definitiva del país en agosto de 2021, cuando las tropas internacionales abandonaron el país.
Desde entonces el régimen talibán lleva la batuta de mando en el país y ahora, tras el devastador terremoto, se han visto desbordados y han pedido ayuda a la comunidad internacional para poder afrontar las consecuencias.
En las montañas, la zona más afectada, las construcciones son muy endebles y la población muy pobre, por lo que el terremoto ha arrasado con multitud de pueblos y los fallecidos exactos se desconocen. La estimación es de 1.500, aunque las cifras van aumentando.
Japón, China o Corea del Sur ya han confirmado que enviarán ayuda a Afganistán, así como la UE, aunque los 27 de momento se han limitado a emitir un comunicado sin precisar cifras.
Falta de medios en el país
Los talibanes se impusieron en el Gobierno y desde hace casi un año la situación de Afganistán ha empeorado. La crisis económica se ha agravado, millones de personas (según la ONU) están en riesgo de hambruna y los derechos de las mujeres han retrocedido décadas.
En medio del caos que ha provocado el terremoto, desde Kabul han anunciado una ayuda de 10 millones de euros para los afectados y han movilizado al Ejército para ayudar en las labores de ayuda. Con las sanciones internacionales tras la vuelta de de los talibanes al Gobierno, los recursos financieros del país son bastante limitados, y muchas ONG abandonaron el país hace un año ante el cambio de situación, por lo que se teme que la población más vulnerable sufra (todavía más) serios problemas a corto plazo.
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