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Se están quitando

Se están quitando

jueves 22 de marzo de 2007, 10:53h

Ya casi no se ponen. Se están quitando. Los adictos a las drogas, sobre todo por vía parenteral, cuando deciden emprender una terapia de desintoxicación sufren un ansia irrefrenable de consumir en exceso momentos antes de emprender un nuevo rumbo sin narcóticos. El enganche a sustancias tóxicas, legales o ilegales, lleva a muchos dependientes a atiborrarse de lo suyo la noche anterior a iniciar los programas de desintoxicación y deshabituación. Sensaciones similares sufren las personas adictas a dirigir las televisiones públicas, a su manera particular de interpretar la realidad informativa.

El modelo nacido del consenso entre populares y socialistas para que RTVE inicie un nuevo camino en el que la pluralidad informativa sea el modelo a seguir, dejando atrás años y años de manipulación descarada o disimulada, dependiendo de la etapa, y fijando nuevas reglas de juego a la hora de la elección del máximo responsable de la cadena pública estatal, será con toda probabilidad implantado en todas las teles autonómicas de carácter público. Luis Fernández, el hombre de consenso, está consiguiendo que cuando alguien sintoniza La Primera no se lleve ningún susto y sí las distintas versiones existentes ante cualquier noticia. Eso es previsible que suceda en las cadenas públicas de Andalucía, Cataluña, País Vasco o Madrid.

Pero todavía no ha llegado el momento. Por eso, la desintoxicación y deshabituación que comenzaran pronto, aunque no se sabe cuándo, los responsables de televisiones como Telemadrid se verán acompañadas con abusos de actuaciones al uso hasta hace poco en casi todas las comunidades con tele. Por eso, aunque se entienden las críticas de la oposición a las maneras elegidas por los responsables políticos de Telemadrid para que las teorías del PP sobresalgan sobre el resto en esta o aquella cuestión, no es comprensible que algunos pongan todas sus velas al mismo santo, ya que más pronto que tarde lo nuevo dejará atrás las viejas prácticas de intentar que la tele de todos, pagada con los impuestos de los mismos, esté al servicio de determinadas siglas. Incluso es comprensible que los enganchados al manoseo informativo reaccionen como los yonquis y preparen antes de su desenganche un pasote de consumo abusivo de golferío comunicativo.

No es cuestión de tapar la adición ni justificarla con palabras vacías que dicen lo contrario de lo que hacen y piensan los jefes de Telemadrid, sólo se necesita un reconocimiento expreso de que ya casi no se ponen y de que se están quitando. Les pasa a muchos y les ha pasado a todos. Antes de que Fernández -quien tuvo una recaída al censurar una entrevista de un personaje conocido y controvertido en el extinto programa de Jesús Quintero- llegase a RTVE, me atreví a meterme "p’al" cuerpo los informativos de Telemadrid y TVE. A las 8 de la tarde me enganchaba a la tele y veía el telediario regional de La Primera y media hora después me pasaba a Telemadrid para ver las mismas cuestiones desde prismas distintos.

Ahora entiendo porque Fernández ha suprimido ese informativo y ya sé las razones que me llevaron a acudir al psicoanalista para consultarle mis desequilibrios emocionales tras engancharme a la manipulación de otros en versiones diferentes. Esa mezcla de productos adictivos me multiplicó los efectos. Una parecía TeleRafa y la otra, TeleEspe. Mi doctora me recomendó dejar de sintonizar esos programas durante seis meses, reposo mental y leer el Libro Gordo de Petete al revés, empezando por el final. La terapia ha funcionado pero corro el peligro de recaer si la televisión de partido la seguimos pagando todos los madrileños, en este caso. Yo, como ellos, ya casi no me pongo y me estoy quitando. Ahora veo House, le serie del doctor duro y atractivo que cura casi todos los males.

Nino Olmeda

 

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