Escaño Cero.- Quo vadis, Turquía

Estambul es una ciudad tan bella como mágica, cargada de historia y con una vitalidad desbordante. Es imposible no enamorarse de esta ciudad puente entre Oriente y Occidente. En los últimos años he viajado en varias ocasiones a Turquía, sobre todo a Estambul, y he visto cómo ha ido cambiando el paisaje humano. Si hace catorce, quince años era difícil ver a una mujer con el cabello cubierto por el pañuelo, salvo en los pueblos del interior de Turquía, hoy son multitud las que se ven por las calles de Estambul.

   Una se pregunta si el auge del islamismo, moderado y menos moderado, terminará barriendo la obra de Kemal Ataturk. Sin duda, el que Recep Tayyip Erdogan ganara en su día las elecciones tuvo mucho que ver con el hastío de los turcos ante los casos de corrupción que se daban entre los partidos tradicionales. Además, el partido de Erdogan ha recibido el "visto bueno" de Occidente, o sea de Estados Unidos y la Unión Europea, incluso el hasta ahora presidente turco había sido elegido por nuestro presidente Rodríguez Zapatero como el interlocutor ideal para su "Alianza de civilizaciones". Ahora son muchos los turcos que temen que la elección como presidente del sucesor de Erdogan, el también islamista Abdula Gül, suponga la lenta pero inexorable transformación de Turquía de un estado laico a un estado confesional, y que la obra de Ataturk se vaya deshaciendo como azúcar en agua.

   Turquía está pues en una encrucijada difícil, de ahí esa manifestación multitudinaria de cientos de ciudadanos que han salido a las calles a gritar "Ni Sharia ni golpe de estado", es decir, ni ley islámica, ni tampoco injerencia del Ejército en la política turca. La pelota está en el tejado del Tribunal Constitucional, que será quien decida si las votaciones parlamentarias celebradas en los últimos días tienen o no validez en vista de que la oposición acusa al gobierno de falta de quorum. Si el Tribunal falla a favor de la oposición se celebraran elecciones en Turquía, y será el momento de saber lo que de verdad quieren los ciudadanos. Ojalá las urnas tengan la palabra.