En apenas tres días, llega a España la primavera astronómica, en concreto será el lunes 20 de marzo a las 22:24 hora oficial peninsular y, según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), lo más probable es que traiga temperaturas por encima del promedio normal y más lluvias que este invierno.
Y es que los meteorólogos han caracterizado al invierno que estamos a punto de dejar atrás como cálido, húmedo y marcado por la sequía meteorológica. Según cálculos de la Aemet, ha sido el décimo invierno más cálido desde el inicio de la serie en 1961 y el quinto más cálido de lo que llevamos de siglo.
El balance del invierno
Este invierno, aunque ha tenido períodos bastante fríos, la Aemet asegura que "no hemos tenido olas de frío en sentido estricto". Las lluvias durante el invierno han estado un poco por encima del promedio normal (un 3%) y ha sido húmedo en conjunto, pero en el tercio oriental peninsular las precipitaciones han sido más escasas.
A pesar de la ligera recuperación, España continúa en estos momentos en sequía meteorológica, cuyo comienzo tuvo lugar en enero de 2022. Y desde diciembre de ese mismo año, estamos en sequía de larga duración. Analizando las precipitaciones registradas en los 3 años previos, han sido durante ese período, en conjunto, lo suficientemente escasas para hablar de sequía.
Riesgo de incendios alto para el verano
La predicción para el trimestre primaveral de 2023 en España indica que, en la mayor parte de la Península, las temperaturas se encontrarán en torno al promedio normal o un poco más cálidas. Este carácter cálido será más probable en el este peninsular y en ambos archipiélagos.
En cuanto a las lluvias, el escenario más probable es el de una primavera con precipitaciones en torno al promedio normal, aunque podría tener un carácter más lluvioso de lo normal en la vertiente atlántica (en buena parte del oeste y zona central de la Península) y más seco de lo habitual en la vertiente mediterránea y Baleares.
Las primeras predicciones para el verano de 2023 apuntan como el escenario más probable el de unas temperaturas, de nuevo, más latas del promedio normal. Por lo tanto, se presume un verano en el que los índices de riesgo de incendios podrían alcanzar valores muy altos como consecuencia de las temperaturas.
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