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Mal comienzo

Mal comienzo

sábado 19 de enero de 2008, 19:37h

Cuatro mujeres asesinadas, en apenas veinte días que llevamos de año, es un mal presagio de lo que puede ocurrir de aquí a diciembre. Como ha reconocido la propia vicepresidenta Maria Teresa Fernández de la Vega, los cambios legislativos puestos en marcha para atajar esta sangría no son suficientes. El partido que gane las elecciones de marzo tiene que afrontar este gravísimo problema social como la prioridad numero uno.

Curiosamente, en la larga precampaña cuajada de ofertas de reducción de impuestos y subida de pensiones, no se ha oído, todavía, ni un proyecto de protección pública a las mujeres amenazadas. Y ese incremento de protección policial y judicial se paga con los impuestos; con ese dinero que la nueva estrella del PP Manuel Pizarro, dijo que estaba mucho mejor en el bolsillo del contribuyente.

Una mujer que denuncia tiene que ser protegida desde el momento en que sale de comisaría porque, a partir de ahí, su riesgo se multiplica por diez. No se puede incitar a la no tolerancia de los malos tratos cuando la solución pone en riesgo tu vida. ¿O es que nos tranquiliza la conciencia saber que, además de víctima, la asesinada fue heroica?

Tampoco nos libera de responsabilidad el dato de que han sido cuatro extranjeros los asesinos de este mes y que, tres de las cuatro víctimas, tampoco eran españolas. Según Montserrat Comas, presidenta del Observatorio Contra la Violencia Doméstica, estamos viviendo un punto álgido del repunte de la mortalidad por el creciente esfuerzo de las víctimas por salir de su infierno particular.

Y como pasar del infierno cotidiano a la muerte no parece la mejor solución, podríamos todos remangarnos y ponernos a ayudar. Ayudar a denunciar, acoger a la vecina en riesgo, llamar a la policía antes de que sea tarde, que el agresor sepa que se enfrenta no solo con una mujer sola si no con todos los vecinos de la escalera.

En los ambulatorios, en las urgencias, se ven muchas mujeres golpeadas que dicen haberse caído en el baño. Pero cuando alguien tiene miedo se nota y los facultativos más. Ante la más mínima duda, denuncia y amparo.

 El último estudio sobre la violencia machista describe al agresor como un hombre (si es que se le puede llamar así) entre veinte y sesenta años. Precisamente la franja de edad de la mayoría de los inmigrantes. Lo grave es que algunos de ellos, como el brasileño que este viernes degolló a una chica de veinte años, tienen una orden de expulsión que no se cumple. No es que los ciudadanos deban suplantar al Estado es que esta es una tarea de todos.

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