El PP esperaba con ansias la comparecencia de Pedro Sánchez sobre el 'caso Cerdán' en el Congreso. Ese 9 de julio estaba puesto en su agenda como una especie de 'día D' para iniciar su derribo.
Pero la realidad es que el tiro le salió algo por la culata, porque el presidente del Gobierno y líder socialista ha salido más reforzado y con su imagen mejorada tras el fiasco que supuso el caso de corrupción en el PSOE.
El Gobierno estaba asediado y dividido, con Sumar exigiendo una reacción mucho mayor y haciendo peligrar el futuro de la alianza en el Ejecutivo. Pero al final todos salieron de la mano.
Explicaciones de Sánchez
Si bien de cara a la galería se quiso presentar las explicaciones de Pedro Sánchez en la tribuna del Congreso como insuficiente, la realidad es que socios como Sumar o Esquerra (ERC) terminaron defendiendo a Sánchez.
Creen que es "honrado" (caso de Yolanda Díaz) o dieron la cara por él (caso de Gabriel Rufián). Por supuesto, le pidieron firmeza y más medidas anticorrupción, pero confiaron en que todo terminó en Cerdán y que no llegará la sangre al río socialista.
La sensación generalizada es que salvó una 'match ball' y que pudo sacar la cabeza del abismo tras unas semanas muy complicadas.
Feijóo, todo lo contrario
En cambio, la imagen que sí salió deteriorada fue la del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, a quien muchos vieron fuera de lugar, algo tenso y "desnortado", como dijo la ministra de Sanidad y líder de Más Madrid, Mónica García.
Las referencias de Feijóo a las famosas saunas del suegro de Sánchez, un ataque y un dardo velado, se percibió como un golpe bajo y fuera de lugar, ya que se vinculó a la prostitución, por lo que además se consideró un mensaje de tono homófobo al vincular relaciones homosexuales entre hombres con prácticas de venta de servicios sexuales.
"¿Pero de qué prostíbulos ha vivido usted?", le achacó a Sánchez, insinuando que el dinero que entró en la casa de su esposa Begoña Gómez procedía de negocios turbios. Poco gustó su comentario, además de una persona ya fallecida, el suegro del presidente, que no puede siquiera defenderse. Se considera que Sánchez consiguió sacar de sus casillas a Feijóo sacándole más que nunca el tema de las fotografías con el narco Marcial Dorado y entró al trapo.
También terminó enojando al PNV, un partido al que en algún momento podría seducir como socio de centro-derecha en el futuro. Los nacionalistas vascos le declararon su rivalidad para mucho tiempo y se negaron a pactar con él nada después de llamarlos "subvencionados". Tampoco logró atraer a Junts, que mantiene una línea al margen de todos los grandes partidos españoles.
Además, se cree que Feijóo dejó escapar vivo a Sánchez, quien además terminó empoderado y recordando que el PP no está legitimado para atacar con la corrupción con multitud de casos de esa misma mala práctica desde su casa. Bajó al barro y le salió mal de cara a buscar una imagen de futuro presidente, moderado y sin estridencias en su discurso.
Dicho de otra manera, Feijóo apuesta todo a una carta en esta partida: mayoría absoluta con Vox sí o sí, porque no tendrá apoyos de ningún otro partido.
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