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Fiesta de la Comunidad de Madrid, 2 de mayo. 12,30 horas

La escena del sofá (más o menos) entre ‘Espe’ y Mariano

La escena del sofá (más o menos) entre ‘Espe’ y Mariano

viernes 02 de mayo de 2008, 16:44h
¿Se habrán hecho de verdad amigos ‘Espe’ y Mariano Rajoy? Este Canapero está a lo suyo, al canaperío, pero no deja de ser periodista y algo suspicaz: no se lo cree, aunque la ‘escena del sofá’, transformado en sendas ruedas de prensa, trataba de ser convincente.
Una incomodísima y ruidosa rueda de prensa, en pleno hall lleno de invitados en la casa de Correos, la sede de la Comunidad madrileña, certificó que Mariano Rajoy había acudido a la fiesta del 2 de mayo para enterrar cualquier hacha de guerra y certificar ante los periodistas que las relaciones entre quienes representan las dos fracciones del Partido Popular, la suya y la de Esperanza Aguirre, se desarrollan con armonía. Quién sabe. El caso es que este acto de maquillaje era necesario para calmar algo las aguas ‘populares’, que bajan tempestuosas y amenazan, en su ignorancia, con arrasarlo todo en un partido que cuenta con casi diez millones y medio de votantes y más de setecientos mil militantes. Tal vez por ello, y para evitar especulaciones, Rajoy forzó su agenda y viajó de madrugada desde Vigo para estar en el kilómetro cero a tiempo y en forma.

  Este Canapero ignora, a estas alturas, si el hacha de guerra está efectivamente enterrada. Temo que no. Los periódicos con los que tanto Rajoy como Aguirre y otros dirigentes del PP de uno y otro lado se desayunaron este viernes estaban plagados de rumores acerca de disidencias en el grupo parlamentario, o de iniciativas aisladas de compromisarios de un distrito madrileño, que este lunes comenzarán a recoger firmas en pro de la introducción de elecciones primarias en el partido. Es algo que gusta poco y asusta mucho a los actuales responsables oficiales del partido, pero, por supuesto, Rajoy se guardó mucho de decirlo en su tumultuosa comparecencia ante los periodistas: el recuerdo de lo que ocurrió en el PSOE con las primarias sigue pesando en todos los ánimos.

El caso es que la fiesta de la Comunidad de Madrid, conmemorando el bicentenario de aquel 2 de mayo heroico, ni contó con la presencia del embajador francés –que yo viese—ni con la del secretario general del PP, Angel Acebes, aunque sí había una nutrida representación de las dos partes en las que el PP madrileño anda dividido: allí estaban Ignacio González y los consejeros de ‘Espe’, Ruiz Gallardón y alguno de sus concejales, Soraya Sáenz de Santamaría en charla animada con Manuel Pizarro y Cristóbal Montoro cerca de Manuel Fraga, por ejemplo. Era la escenificación de la unidad interna, y la fecha de exaltación patriótica animaba a ello.
 
Por lo demás, la recepción, llena de uniformes, con bastantes alzacuellos y disfraces de majas y chulapos pululando junto a notables de la restauración, de las artes, de la cultura, de la economía –menos de los que se esperaba—y del periodismo –los más numerosos, como es casi natural, dada la expectación que suscitó el acto--, fue como todos los años: abigarrada. Con parada militar incluída, en la que algún espectador silbó tímidamente a Rajoy, aunque la verdad es que tampoco se cayeron las gradas con los aplausos a Aguirre. Por la tarde vendría la celebración solemne, con los Reyes –y sin alusiones históricas, que hubiesen sido improcedentes—y de nuevo con Aguirre y con Rajoy, en Móstoles.

Ya digo: puede que en esta festividad galdosiana y goyesca no hubiese mucho amor, pero, al menos, había un cierto tufillo a camaradería.  Al menos, en esa jornada que rememoraba tantas heroicidades, ¿cómo andar peleados por pequeñeces?

El caso es que el coctel, de Medem´s, animaba poco a la rencilla. Eso sí: era más difícil conseguir una bebida de algo decente (o indecente) que echar un vistazo al currículo de Bernat Soria. Pero las bandejas estaban llenas de cosas exquisitas, y era la comida más abundante que la bebida: unas croquetas de boletus que estaban de dar gritos, un risotto que no estaba nada mal, un jamón al que dabas gustoso el aprobado y, de postre, trufas, muchas trufas de chocolate. Valió la pena esperar tras la entrega de premios de la medalla de oro de la Comunidad de Madrid –entre los galardonados, mis admirados José Luis y Lucio, y mi pariente Miguel de la Cuadra-Salcedo--, ceremonia demasiado larga, y tras la parada militar, que siempre es un peñazo, como bien sabe, a estas alturas, Carme Chacón. Valió la pena hasta agutar la brasa que te dan algunos de esos invitados que son, competencia de uno mismo, más canaperos que otra cosa…

 
Clasificación:

Ambiente, 7 (faltaban sociatas y gentes de la gauche divine o humane), diversión 8 (mucho chau chau, rumorología pepera, etc), canapés 6(no demasiada variedad y alarmante escasez de copas).
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