Si el PP calmó sus turbulencias internas con los fondos blanco y azul celeste, pantone 2915C, de los escenarios de su Congreso en la feria de muestras de Valencia, el PSOE del estanque dorado ha teñido de paneles y colgantes rojos –más bien colorado corporativo- los monumentales mármoles blancos del palacio municipal del arquitecto Ricardo Bofill para celebrar su 37 Congreso con tranquilidad.
Calma en un partido que hace cuatro meses ganó las elecciones. Calma que es un poco calma chicha y sería euforia si no fuera porque la crisis económica siempre castiga al que gobierna. Y no está la confianza del consumidor ni la valoración popular del victorioso líder Zapatero como para celebraciones precisamente. Calma que es casi muermo en cualquier congreso de un partido que tiene a todos sus máximos y medianos dirigentes en cargos públicos con casi cuatro años por delante para disfrutar del poder. Y calma porque lo peor es ponerse nervioso cuando sufres la soledad de ser minoría mayoritaria y a la oposición le da por unirse toda, de vez en cuando, para ganarte votaciones en el Parlamento. ¿Y qué hacer entonces para vender un Congreso cuando se están encendiendo las luces rojas de la economía y de la estabilidad parlamentaria? Pues ponerse más rojo que nunca: nada como una buena inmersión ideológica.
Zapatero ha exhibido ante sus delegados su perfil más izquierdista azuzando a la derecha que dice “quiere hacer negocio con las prestaciones sociales” y comprometiéndose a que con crisis o sin ella –es traducción libre, porque la palabreja sigue sin entrar en su diccionario- no hará una sola rebaja en materia social: ni en pensiones, ni en salario mínimo, ni en prestaciones sociales, ni en desempleo… El presidente del Gobierno ha decidido que si no tiene más medios ni más ingenio para atacar el paro, la caída del consumo o la bajada del crecimiento a lo que no le va a ganar nadie es a ponerse el traje de defensor de los débiles. “!A ellos es a los primeros que abandona la derecha cuando va mal al economía”!, clamaba esta tarde ante los 995 delegados socialistas, desde esa especie de módulo lunar abierto y con paneles y plasmas que le han construido en el escenario, para darle un estrado galáctico desde el que revestir la imagen del PSOE de partido de futuro y aliado de las nuevas tecnologías.
Y ahí es donde entra Pepiño Blanco, insustituible en la venta de ilusiones del partido en el poder, sacando de la oficialista y aburrida ponencia marco – ¿de verdad que hay alguien que se vaya a leer eso sin que sea por promesa o por castigo? – unas cuantas enmiendas polémicas y escoradas por el lado más a la izquierda que hace solo unas semanas parecían condenadas a la papelera. Se van a poner a debatir en serio del aborto y de la muerte digna a ver si pica la jerarquía eclesiástica y el alma más retro del PP y así tenemos polémica y distinguimos mejor a los rojos de los más cavernícolas y de los nuevos centristas de Valencia. Y a lo mejor, de paso, logran avanzar algo en articular mejor el derecho a una muerte más digna que, por cierto, falta hace. Y también se innova una enmienda que no estaba ni prevista para poner en marcha el debate del voto del inmigrante, que va a venir muy bien ahora que se tacha al Gobierno de promotor de la directiva de la vergüenza. Y además tiene la virtud de que puede volver a poner en evidencia las diferencias en el PP, por ejemplo las ya manifestadas al respecto por Alberto Ruiz Gallardón y María Dolores de Cospedal. Y bueno claro, de paso, se puede empezar el camino para ilusionar con el voto en la municipales de 2011 a cerca de 1,3 millones de inmigrantes, aunque el PSOE sabe que sin el acuerdo del PP al final todo quedará en buenas intenciones. Pero aún así los socialistas se apuntarán el tanto ante la colonia foránea.
Y bueno, queda aún el asunto del reparto y renovación de cargos. Aunque, de verdad, de verdad ¿ a alguien le importa algo, además de a Juan Carlos Rodríguez Ibarra, quiénes más van a estar en la nueva Comisión Ejecutiva aparte de Zapatero, Chaves, Pepiño, Chacón y Rubalcaba? También para eso se ha buscado un remedio para crear también expectativas e ilusiones. Se busca una mujer para número tres del partido. Es decir, un tercer dirigente que ocupe puesto en el escalafón tras Zapatero y Blanco (Aunque nadie ha explicado todavía, y difícil que lo va a tener, para que diablos hace falta un número tres en este partido de líder único y segundo que mande tanto como lo hace el secretario de organización).