OPINION/Victor Gijón
martes 09 de septiembre de 2008, 14:48h
Mi propia experiencia me dicta no confiar demasiado en la Justicia. Como no lo hago en la economía o en la segura victoria cada domingo del club de mis amores. Siempre que anda por medio el genio humano hay margen, para bien o para mal, de sorpresa.
He estado ante jueces que te condenaban por decir lo que hoy te llevaría al Congreso de los Diputados. Y jueces que me han condenado, por cierto que solo una vez de entre decenas de querellas soportadas, por desacato a la autoridad (democrática) al publicar la carta de un lector.
He visto jueces prevaricadores, locos, clasistas, incompetentes, sumisos, rebeldes y justos (los menos). Nada que no se pueda encontrar en cualesquiera otra profesión. La diferencia es que un error, por ejemplo mío para no señalar a otros, en una información, ya sea por descuido o por malicia, tiene influencia muy limitada. El fallo de un juez, en su doble acepción de sentencia y error, tiene, sin embargo, importantes consecuencias.
Pues bien, desde esa perspectiva, la de la influencia que las decisiones judiciales tienen en la vida de los ciudadanos, les confieso que tengo cero esperanzas de que el nuevo Consejo General del Poder Judicial, cuyos candidatos para la renovación fueron dados a conocer ayer por el PSOE y PP, arregle algunos de los desaguisados de la justicia.
Así, por ejemplo, y si el anterior portavoz del CGPJ no creía que fuera sancionable la descalificación pública de una ley del Estado, la de la Violencia de Género, por la jueza que deba aplicarla en Cantabria, mucho me temo que visto los nombres de algunos juristas propuestos no me extrañaría que pidan para ella una medalla.
Hay tres casos muy llamativos, más allá de compromisos políticos, afinidades personales o ideológicas, que son habas que cuecen en todas las candidaturas. Los tres han sido propuestos por el PP. Fernando de la Rosa, actual consejero de Justicia de la Comunidad Valenciana, se ha opuesto a varias leyes del Estado, entre ellas la de Violencia de Género.
Concepción Espejel, presidenta de la Audiencia de Guadalajara, salvó del archivo la causa por responsabilidades política en el incendio de Guadalajara, dirigiendo la investigación contra el Gobierno socialistas castellano-manchego. Posiblemente es una casualidad que Espejel sea amiga de Maria Dolores de Cospedal, secretaria general del PP, líder del partido en Castilla-La Mancha y una de las primeras es responsabilizar al Ejecutivo socialista de la muerte de 11 brigadistas en el terrible incendio forestal.
La tercera es Gema Gallego. Una jueza que en contra del Fiscal y la lógica, pero con el estusiástico apoyo de la Brunete mediática del PP, sentó en el banquillo y condenó a la cúpula de la Policía Científica por el caso del ácido bórico. La chapuza judicial de Gallego fue corregida por la Audiencia de Madrid que absolvió a los policías. Pues bien, estos jueces son algunos los que van a controlar a los que juzgan. Da miedo.
Si (
No(
