Albert López, amante de Rosa Peral, ha admitido este martes el asesinato de Pedro Rodríguez. Según ha anunciado 'El Periódico', López habría confesado el crimen para aprovecharse de permisos penitenciarios. El caso, conocido como 'el crimen de la Guardia Urbana' se convirtió en uno de los más mediáticos de nuestro país y ha sido incluso llevado a la pequeña pantalla con una serie de Netflix, 'El cuerpo en llamas'.
El reconocimiento de los hechos es una cuestión fundamental para que las juntas de tratamiento de las prisiones se planteen otorgar permisos, por lo que admitir el crimen coloca a López en una situación más ventajosa para obtener beneficios penitenciarios, algo similar a lo que ha ocurrido en el caso del conocido como 'Rey del cachopo'.
El condenado está cumpliendo con un programa individual de tratamiento de reinserción en el que, además de admitir el delito cometido y dar su arrepentimiento, tiene posibilidad de conseguir cursos de formación, otro de los elementos que las juntas de tratamiento tienen en cuenta para dictar sobre el itinerario penitenciario de los reclusos.
El jurado del juicio declaró culpables de asesinato con alevosía a los dos acusados, Rosa Peral y Albert López, los dos eran agentes de la policía de Barcelona y amantes. Después de un mes y medio de juicio y de 5 días deliberando los 9 miembros del jurado consideraron que estaba probado que la noche del 1 al 2 de mayo del 2017, Peral y López pusieron en marcha un plan para asesinar a la pareja de Peral, Pedro Rodríguez.
Según los hechos probados, tras el crimen y de mutuo acuerdo, los acusados prendieron fuego al cuerpo de Rodríguez, dentro de su coche, en una pista forestal del pantano de Foix.
Durante mes y medio de juicio, los amantes se contradijeron con distintas versiones donde se acusaban del crimen el uno al otro. Peral definía a López como un ex amante enfermo de celos. Señalaba que asaltó la casa donde vivían y mató a Rodríguez, mientras ella se encargaba de proteger a sus dos hijas, entonces de 3 y 6 años, que dormían en el piso de arriba.
Rosa sostiene que cuando bajó a la planta inferior, su pareja había desaparecido y en su lugar estaba López, con un hacha en la mano y manchado de sangre. Pero, a pesar de todo, indicó durante su interrogatorio que nunca pensó que lo hubiera matado. Se definió como encubridora, porque sostiene que durante 12 días (hasta que los dos fueron detenidos) era víctima de un "miedo insuperable".
La sentencia a Rosa Peral y Albert López, condenados por asesinato
La sentencia determinó que Rosa y Albert mantuvieron una relación durante años, a partir de 2012. Después de un tiempo separados, en 2017 volvieron con el romance que Peral simultaneaba con que tenía con Pedro, con quien vivía cuando pasó el crimen. Cuando la víctima se enteró de la infidelidad, nacieron "desconfianzas" y celos que llevaron a los culpables a tramar un "plan de revancha" para deshacerse de él. Según el texto, "la noche del 1 al 2 de mayo" hace 3 años, los acusados se comunicaron a través de llamadas, esperando que Rodríguez quedara inconsciente o "dormido".
"A una hora indeterminada de la madrugada, uno de los dos o conjuntamente agredieron y mataron", sigue la sentencia. Después, llevaron el cadáver en el maletero del coche hasta una pista forestal del pantano de Foix. En ese lugar, "utilizando algún tipo de combustible, prendieron fuego al vehículo con el cuerpo de la víctima en su interior, lo que hizo que el cuerpo quedara casi completamente carbonizado por la acción de las llamas, sin que quedaran restos o señales de la causa violenta de la muerte ", termina el escrito.
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