El ataque vandálico a la tumba de Fernando Buesa ha conmocionado a la mayor parte de la sociedad vasca, puesto que se trata de una de las más icónicas víctimas del terrorismo de ETA.
El panteón familiar de la familia Buesa, en el cementerio de Santa Isabel de Vitoria, fue atacado con heces y pintura de manera vandálica.
Ayer había sido atacado el monolito que con la ciudad también se rinde tributo al político asesinado.
Condenas políticas
El lehendakari Íñigo Urkullu, además de condenar el ataque, denunció una creciente actividad de "grupúsculos" radicales que quieren volver a rescatar la vieja violencia de tiempos de ETA.
El resto de las fuerzas políticas vascas lo han condenado sin excepción, incluido EH Bildu.
La líder socialista vasca, Idoia Mendia, elevó la voz "frente a los bárbaros desde la misma tribuna desde la que tantas veces habló Fernando Buesa".
También ha condenado el asalto a la tumba del socialista Fernando Buesa el líder de Bildu, Arnaldo Otegi, quien exigió "respeto a todas las víctimas y a su memoria", al considerarlo "una condición básica para la construcción de la convivencia".
La portavoz de Bildu en el Ayuntamiento de Vitoria, Rocio Vitero, ya condenó los hechos ayer, cuando se conoció el ataque al monolito de Buesa, y este viernes se ha limitado a compartir el mensaje de Otegi con su rechazo a los hechos. Sin embargo, el grupo de Bildu no se adhirió al texto común del pleno municipal, que condenó el ataque a la tumba de Buesa hoy. Un día antes, había sido tajante con el ataque, mostrando su "más absoluto rechazo" y condenando "estas actitudes" por estar "totalmente fuera de lugar", y que "sólo profundizan en el sufrimiento y dificultan la construcción de la convivencia democrática en nuestro país".
Su hija, Sara Buesa, lamentó el incidente, muy golpeada por los acontecimientos:
La tumba de Buesa ya ha sido atacada en varias ocasiones en el pasado. La última vez fue en 2020.
Fernando Buesa era miembro del Partido Socialista de Euskadi-Euskadiko Ezkerra (PSE-EE), en el que ocupó puestos de responsabilidad en las instituciones vascas, donde llegó a ser vicelehendakari.
Murió asesinado por la banda terrorista ETA en 2000 con un coche bomba que estallaba a su paso, cuando caminaba por el campus de Vitoria de la Universidad del País Vasco.
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