Tras participar en un desfile por el 12 de octubre donde de nuevo fue abucheado y fuertemente increpado por muchos de los participantes del público, Pedro Sánchez acudió al posterior acto institucional.
Allí, como es costumbre, conversión en un corrillo informal con la prensa, y fue preguntado, como no podía ser de otra manera, por su proceso de investidura, aún sin fecha para el debate en el Congreso.
Una de las cosas a las que contestó sin reparos es al tema de los improperios recibidos antes y después del desfile por algunos ciudadanos. El líder del PSOE fue contundente al respecto: "Lo grave no es que lo diga un ciudadano, sin los dirigentes de PP y Vox, y nadie les exige rectificar".
Además, se reafirmó en que ante el gesto de apropiarse de los símbolos nacionales, defendió que éstos son de todos: "Siempre que hay un presidente socialista ocurre, hay un intento de apropiarse de los símbolos".
La investidura
Sánchez reconoció que las negociaciones con los grupos parlamentarios están siendo "complejas", pero que éstas "avanzan". "No voy a decir nada de la investidura", dijo después.
El líder socialista evitó los detalles y por supuesto, hablar de la ley de amnistía que estaría en marcha como compromiso a cambio del apoyo de los independentistas catalanes.
Lo que sí remarcó Sánchez es que sus esfuerzos pasan por evitar la repetición electoral, que haría que fuéramos a las urnas de nuevo este año, tras las autonómicas y municipales de mayo y las generales de julio.
Al candidato designado por el Rey le preguntaron entonces por Carles Puigdemont y no quiso comentar si habría una reunión con él en persona o de manera telefónica, tal y como sí hizo con Oriol Junqueras, el indultado presidente de ERC que fue condenado por el procés soberanista de 2017: "Yo me reúno y hablo con los grupos", dijo simplemente, de manera evasiva, el presidente del Gobierno en funciones.
Junts y ERC
Además, quiso diferenciar las relaciones que mantiene el PSOE y el Gobierno con Junts y ERC, puesto que Sánchez recordó que con estos últimos "hay una base de trabajo, de negociación", debido a que ha sido socio de legislatura casi en todas las guerras parlamentarias, salvo algunas, como la reforma laboral.
Y es que este mismo viernes Sánchez mantiene las 2 reuniones más incómodas y controvertidas a nivel mediático y popular. Tras verse con BNG, PNV, UPN, ERC y Coalición Canaria, es turno para EH Bildu y Junts. Sánchez se reunirá con la abertzale Mertxe Aizpurua y la catalana Míriam Nogueras.
Para referirse a la amnistía, Sánchez recordó a la prensa que son 5 partidos del Congreso los que "piden la medida de gracia" y que éstos suman un total de "56 escaños", por lo que justifica que se escuchen sus propuestas al respecto: "Escuchamos las opiniones, las propuestas. El PSOE tiene su opinión, y cuando tengamos que exponer lo haremos".
El líder socialista evitó hablar de la posible configuración de su próximo gobierno, tanto por los nombres concretos como por el número de ministros al cargo.
Lo que no votaron
Más cómodo estuvo cuando fue tuvo que hablar de los demás, y no de su investidura. Insistió, como en todos estos meses, que los españoles votaron en julio contra la alianza de PP con Vox: "Entiendo que es muy frustrante, pensaban que iban a tener mayoría absoluta y la gente dijo no". Además, defendió que "el problema es el del PP y la derecha, España es más amplia que la que ellos ven".
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