Tocó mantener las formas pese a las enormes diferencias que marcan las relaciones entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso.
Ambos, junto al ministro de Cultura, Ernest Urtasun, de Sumar, tuvieron que coincidir durante unos minutos antes de entrar en las instalaciones de la Universidad de Alcalá de Henares para participar en la gala de entrega del Premio Cervantes.
Ayuso y Sánchez realmente evitaron cruzar miradas y charlar entre ellos, aunque sí intercambiaron algunas palabras y no dejaron de sonreír durante una conversación en la que todos supieron mantener las formas por sus cargos institiucionales. Además, todos sabían de la presencia de las cámaras en la escena.
Esperaban también al rey Felipe VI, que llegó apenas 3 minutos después en su coche oficial a la ciudad madrileña.
Poco después, Ayuso y Sánchez también pasaron a compartir espacio común en el paraninfo de la universidad, donde ha sido reconocido con este galardón el escritor Luis Mateo Díez. Ya durante la gala no tuvieron que coincidir, porque estaban sentados a lados distintos de la mesa presdida por el monarca.
Tras la gala, discursos incluidos, ambos volvieron a compartir compañía mutua para la foto oficial de familia. Acto seguido, saludaron a los que posaron en ella a escasa distancia:
Una relación imposible
Hacía tiempo que ambos políticos no tenían que coincidir en espacios cercanos, sobre todo después de sus últimos enfrentamientos directos. El pasado 12 de octubre de 2023, durante el desfile de la Fiesta Nacional, apenas cruzaron miradas y un apretón de manos forzado.
Después, uno de 'encuentros' más graves tuvo lugar cuando Ayuso acudía como público en el Congreso al debate de investidura de Sánchez en noviembre de 2023. El líder socialista hizo una alusión a su hermano y la compra de mascarillas y la dirigente madrileña le llamó, a tenor de la lectura de labios, "hijo de puta". Desupués hizo célebre su famosa frase de "me gusta la fruta" al asegurar que fueron las palabras que pronunció en esa ocasión.
Más tarde han tenido lugar más choques por sus respectivas parejas. El Gobierno y el PSOE han cargado contra Ayuso por el presunto fraude fiscal del novio de la presidenta madrileña, Alberto González Amador, como una causa personal y dura contra ella. Mientras, Ayuso también ha aprovechado para sospechar de los negocios de la esposa de Sánchez, Begoña Gómez, a quien se ha referido habitualmente por sus vínculos con empresarios ahora imputados por la famosa trama de mascarillas del 'caso Koldo'.
La última reunión institucional entre ambos tuvo lugar en plena pandemia, en la sede del Gobierno madrileño, en la Puerta del Sol, para limar asperezas y comprometerse a trabajar juntos en esa crisis sanitaria. Pero las buenas palabras y gestos duraron poco y poco después reanudaron las hostilidades mutuas.
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