Muchos creían que Ramón Tamames se presentaba a la moción de censura como una víctima de Vox, un convidado de piedra como excusa para que el partido ultra tuviera sus horas de gloria.
Pero la realidad es que el veterano profesor fagocitó las intenciones de Santiago Abascal y fue el único protagonista de la primera jornada del debate de la moción de censura.
Y ojo, que según la mayoría de las conclusiones tomadas por políticos, medios de comunicación y ciudadanía, no fue protagonista por su brillantez, sino por su soberbia y el absurdo de su postura.
Tamames, prácticamente, fue a soltar un discurso y que todos callaran y asintieran, votaran lo que votaran después. No entendió ni le gustó que sus interlocutores le tuvieran que responder con largos discursos, y sobre todo, evidenció, tener que escuchar a tantos grupos parlamentarios. Incluso se tomó la libertad de interrumpir al presidente Sánchez en plena intervención, porque le aburría:
El veterano político, profesor y economista pidió varios recesos para descansar, algo entendible. Pero al envolver estos recesos en una especie de alivio para no tener que aguantar a los portavoces del resto de partidos de la Cámara Baja se ganó la desaprobación de casi todo el arco parlamentario. Además, se negó horas antes, avisando de ello, de que no respondería al resto de intervenciones que quedaban durante la larga jornada.
Desesperó a Vox por no estar a la altura y además restarle protagonismo, y por supuesto, como se pudo escuchar, decepcionó al resto de partidos, que al comienzo del proceso le tenían respeto y esperaban un discurso más constructivo y alejado de la ideología ultra de Vox.
Yolanda Díaz, la más dura
Si bien el presidente Pedro Sánchez intentó volcar casi toda su argumentación contra Vox y optar por hablar de su labor de gobierno, Yolanda Díaz fue especialmente dura con el candidato Tamames. No le perdonó su alianza con Vox y además le reprochó contundentemente que hubiera acudido al Congreso sin respetar lo que era una moción de censura, sin un programa de gobierno y propuestas para el país.
Sin embargo, una vez más, sorprendió la respuesta de Tamames, que no contestó a ningún argumento, sino que simplemente reprochó a la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo que se tomara tanto tiempo para su intervención y que hiciera la presentación de su partido Sumar:
La jornada de tarde fue la puntilla. Hablaron todos los grupos regionalistas y nacionalistas y fue una tormenta para Tamames. Sin excepción, todos le reprocharon lo decepcionante de su discurso, hasta Ciudadanos. Pero en especial fueron críticos grupos como los de Bildu, Esquerra o PNV, que no dejaron ni un espacio para comprender al veterano político por haberse prestado a ser la herramienta de promoción de Vox.
Tamames mostró en varias ocasiones su contrariedad por tener que escuchar a tantos oradores, pensando que el formato sería más breve a la hora de la verdad. Alguien hizo un fallo de cálculo o él mismo se hizo otra idea de lo que era un debate de moción de censura.
Aún queda la segunda jornada, este miércoles, donde PSOE y PP son los que quedan por intervenir y se podría optar por un formato corto para evitar alargar más una agonía sin sentido. La votación, se especula, podría llegar antes de la hora de la comida.
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