El PSOE quedó segundo en las elecciones europeas desde España, y el PP y la derecha considera que el proyecto de Pedro Sánchez está fracasando.
Sin embargo, las circunstancias favorecen, aunque pueda parecer lo contrario, a este partido, que podría acabar viendo a su candidata, Teresa Ribera, como uno de los varios vicepresidentes de la Comisión Europea.
¿Por qué? Pues porque la tradición en anteriores legislaturas ha sido ver un gran pacto entre conservadores y socialdemócratas para repartirse el poder y las instituciones comunitarias.
Así, Bruselas, dependiendo de qué fuerza política quedara primera en los comicios, presidía la Comisión, que es el Ejecutivo de la UE. Pero, a continuación, repartía los cargos más importantes con sus aliados.
Aunque en esta ocasión se duda si el Partido Popular Europeo (PPE), ganador de las elecciones, elegirá a los socialdemócratas (Partido Socialista Europeo, PES) o a los ultraderechistas como socios de gobierno, parece que los comandados por la alemana Ursula von der Leyen elegirán a los primeros.
Y es que aunque en España los lazos están rotos entre PP y PSOE, en el resto de Europa no es habitual ver pactos con la ultraderecha, salvo en casos muy contados. De hecho, en Alemania y Francia, las 2 principales fuerzas de la UE, esos acuerdos están vetados en la práctica. Otra cosa es la presión que quieran ejercer países como Italia, ahora liderados por este tipo de fuerzas extremistas. También la ultraderecha ha ganado en Francia, pero desde allí tanto liberales como conservadores prefieren evitar a los ultras y euroescépticos y no se decantarán por esa sociedad.
Teresa Ribera
Entonces, ¿en qué parte entra Teresa Ribera favorecida en la ecuación? Pues que pese a que es muy criticado en España, el PSOE se ha convertido en el partido socialdemócrata más fuerte e importante del continente, ahora mismo.
Con su más del 30% de los votos logrados en nuestro país, es la fuerza socialdemócrata más sólida de un país importante de la UE, por lo que tendrá voz cantante a la hora de reclamar cargos en la futura Comisión Europea de coalición con el PP europeo.
En la anterior legislatura ya había logrado que Josep Borrell fuera el alto representante de Asuntos Exteriores y Seguridad, además de vicepresidente de la Comisión Europea. Ahora España gana enteros para reclamar un cargo similar o incluso más fuerte, tras los buenos resultados, claramente superiores a los del SPD alemán (que se ha desplomado), y por supuesto a los del hundido Partido Socialista de Francia.
Sí que serán algo de competencia los socialdemócratas italianos, que han mejorado cifras respecto a anteriores comicios, que quedó segundo, con el 24% de los votos, a sólo 4 puntos de los Hermanos de Italia de Giorgia Meloni.
Además, favorece a Teresa Ribera que ha tenido una presencia muy importante en estos últimos años a la hora de negociar en Europa la famosa 'excepción ibérica', que permitió controlar los precios de la luz y el gas en España y Portugal en plena crisis de los combustibles por la guerra de Ucrania.
Ribera, que aún no ha dimitido como miembro del Gobierno español, es vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica.
"Estoy segura que será una de las cosas que defienda Pedro Sánchez en esa negociación", ha dicho en una entrevista en la 'SER' ayer lunes, asegurando que seguirá en el Ejecutivo español hasta que en otoño se decidan los cargos de la futura Comisión Europea.
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