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El congreso semiótico del PPCV

El congreso semiótico del PPCV

lunes 20 de octubre de 2008, 11:56h
El congreso de los populares valencianos de este pasado fin de semana ha sido uno de los más pacíficos que ha tenido la formación a lo largo de toda España. Atrás, muy atrás, quedó aquel cónclave de hace cuatro años, donde Rajoy tuvo que acudir a Castellón para pacificar los ánimos de zaplanistas y campsistas e interceder para la conformación de una dirección integrada por unos y por otros.

De aquel Francisco Camps, presidente de la Generalitat con sólo año y medio de mandato a sus espaldas, enormemente agradecido a Rajoy y disciplinado con las instrucciones de Génova, se ha pasado al Camps omnipotente en el PP valenciano, con una cada día mayor influencia sobre Rajoy, y que elaboró un discurso pensado más para todos los españoles que para sólo los valencianos.

El presidente del PP de la Comunitat sigue apostando por un tono reivindicativo, pues le ha reportado sustanciosos réditos electorales, pero también aborda cuestiones que preocupan al conjunto de la sociedad española como es la crisis y el inminente debate presupuestario de esta semana. Camps no utilizó en su discurso de clausura, a diferencia de hace cuatro años, el valenciano para dirigirse a su público. Si en el congreso de Castellón se encargó de hacer alusiones constantes a conceptos como “identidad”, “tierra”, “corazón”, “sentimiento”, esta vez reemplazó los términos para referirse a “familias”, “crisis”, “pymes”, “antepasados”, “nietos”, “abuelo”, “pymes”.

Lo más curioso de todo es que Mariano Rajoy, durante su discurso posterior, también reprodujese los mismos vocablos de quien le había precedido. Seis fue el número de veces que utilizó Rajoy la palabra “familia”. Otras palabras similares a las de Camps fueron “nieto”, “niños” y “abuelo”, aunque el uso estelar fue para la palabra “crisis”, reiterada hasta una decena de ocasiones.

Si hace un año la palabra reina de las alocuciones populares era “España”, en Valencia, Rajoy sólo la empleó cuatro veces y cuando la ocasión lo permitió la sustituyó por “Estado”.

Dicen los sociólogos que en épocas de crisis, de desconfianza generalizada, las personas tienden a proyectar su vertiente más conservadora y a refugiarse en los pilares más importantes para sus vidas, como es en la familia, una de las pocas instituciones de las que uno puede fiarse ante la incertidumbre reinante. Y esas alusiones constantes a la familia suponen una de las bases del discurso de Obama en EE UU y ahora también de los populares en España.
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