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Un estudio demuestra que los antioxidantes pueden paliar los efectos tóxicos del plomo

lunes 27 de octubre de 2008, 10:43h
Un estudio de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) demuestra que la administración de antioxidantes naturales puede mitigar los efectos de la intoxicación por plomo durante el período de gestación y lactancia en animales. El trabajo sugiere que también podría ser efectivo en humanos.
El trabajo, publicado en la revista Food and Chemical Toxicology, sugiere que este mismo método se podría utilizar también como terapia en humanos
Los investigadores han querido demostrar que, puesto que el principal mecanismo de acción de la toxicidad por plomo es la generación de radicales libres y la consiguiente destrucción celular, la administración de antioxidantes naturales puede ser capaz de revertir este proceso y devolver al organismo el equilibrio perdido. El estudio, cuyos resultados son todavía preliminares, abre la puerta a una posible terapia en humanos para tratar esta enfermedad. 

Para demostrar su teoría, los investigadores han realizado un experimento en el que se dividió a los animales (roedores en estado de gestación) en cuatro grupos: un grupo de control, al que sólo se le administró agua destilada, otro al que se le dio plomo, un tercero al que se le suministró plomo y antioxidantes (zinc y vitaminas A, C, E y B6), y el último al que sólo le dieron como aporte extra estos suplementos en el agua de bebida.

La investigación ha partido de la base de que la principal causa de la toxicidad del plomo es el estrés oxidativo, un desequilibro entre las sustancias antioxidantes y los radicales libres presentes en el organismo, que provoca un exceso de estos últimos y una consecuente destrucción de los tejidos. Los resultados han concluido que  esta alteración, medida a través de diversos cambios bioquímicos en el cerebro, disminuye en los cerebros de las crías tratadas con plomo y antioxidantes, hasta acercarse a los niveles del grupo de control. Además, los síntomas de la intoxicación por plomo se han visto también drásticamente reducidos, lo que refuerza la teoría de que la administración de antioxidantes puede ser una terapia efectiva.

La intoxicación por plomo, conocida como ‘saturnismo’ por el carácter violento y demente con el que se ha identificado a esta divinidad, es conocida por lo menos desde el siglo V antes de Cristo. Sus síntomas más comunes comprenden desde la anemia a la irritabilidad, pasando por la cefalea, los problemas motores o la pérdida de peso. Los daños son mayores cuanto más jóvenes sean los afectados, ya que sus órganos se encuentran todavía en formación, y se tornan especialmente graves en menores de tres años.

Durante la gestación, el plomo puede atravesar la placenta fácilmente y acumularse en los tejidos del feto, incluido el cerebro, lo que puede provocar daños permanentes como retrasos en el crecimiento, dificultades en el aprendizaje, problemas auditivos, falta de memoria o agresividad. En Europa, la enfermedad se da sobre todo, en humanos, como enfermedad ocupacional, y en animales, como consecuencia de haber ingerido el plomo de los perdigones de caza. En otros países, sin embargo, la enfermedad sigue estando a la orden del día, como en República Domicana, donde se encuentra una de las ciudades del planeta más contaminada por este metal, o Estados Unidos, donde se calcula que hasta un 3 por ciento de los niños se hallan expuestos de manera crónica al plomo. 

El trabajo, realizado por las investigadoras de la Universidad Complutense de Madrid Mª Teresa Antonio García y Elvira Massó González, ha administrado a los animales dosis tan pequeñas de plomo como las que se pueden adquirir por contacto con el medio o a través de la alimentación. En este caso, el tratamiento ha demostrado sobradamente su efectividad. Quizá en el futuro sea posible extrapolar estos resultados en beneficio de los humanos.
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