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Sindicatos amigos

viernes 30 de enero de 2009, 10:21h
El gobierno de Rodríguez Zapatero confía en que los sindicatos amigos no se la monten, que no le pongan en el difícil trance de una huelga general, como en Francia, porque la crisis económica y el paro no son culpa del gobierno de España, sino de los Estados Unidos, así que si los sindicatos quieren venganza, pues que crucen el charco. O mejor no, ahora no, porque ya Bush está descansando en su rancho y quien ahora tiene la presidencia es Obama, y no conviene que los sindicatos amigos inquieten al amigo americano, de momento.

Viene esto a colación de la huelga general en Francia convocada por los sindicatos por la crisis económica y el desempleo (la mitad que en España) y contra Sarkozy. Y viene esto a colación de los declarado ayer por el portavoz socialista en el Congreso de los Diputados, José Anton io Alonso, quien despejó el panorama español de cualquier conato de huelga general, porque España no es Francia, pero sobre todo, porque Francia tiene un gobierno de derechas y España uno de izquierdas, y claro, se le entendió, aunque no lo dijo, que a un gobierno de izquierda los sindicatos amigos no le iban a hacer la faena de una huelga general en estos momentos, y visto lo visto, parece que no le falta razón, porque en la peor situación económica de las últimas décadas, con el mayor porcentaje de paro y destrucción de empleo, los sindicatos tienen una postura silente, no están ni se les espera, no inquietan al gobierno amigo.

Otra cosa, y ahí quería llegar, es la actitud sindical en la Comunidad de Madrid, porque aquí el gobierno no es de izquierdas, y los sindicatos están para lo que están. Hoy mismo han presentado un calendario de movilizaciones por la defensa de la escuela pública, que debe ser lo único que en este país y en estos momentos necesita una rigurosa defensa sindical. Ya lo dije no hace mucho: a la serie de movilizaciones, huelga incluida, protagonizadas por los sindicatos en defensa de la sanidad pública, iba a seguir la cosa de la escuela pública, y más tarde llegará la defensa del transporte público y poco después la defensa del liberado público, una especie esta última que aunque no corre peligro de extinción, hay que proteger.

Así son los sindicatos amigos, los que viven del dinero público, que cuentan en sus filas con muchos estómagos agradecidos que nunca hicieron otra cosa desde su juventud que comer del sindicalismo, y algunos están ya a punto de jubilarse. Llevará razón el portavoz socialista cuando se muestra tranquilo y no ve a los sindicatos en plan de montarles una huelga general. Si les conocerá el señor Alonso…Bueno ya les vamos conociendo todos.
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