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Epidemia de padres adolescentes

Epidemia de padres adolescentes

viernes 20 de febrero de 2009, 20:32h
Durante años, se ha venido estableciendo una edad muy baja para permitir la actividad sexual presuntamente consentida, y otra más elevada, en cambio, para que los jóvenes asumiesen la responsabilidad penal de sus posibles crímenes. Con ambas medidas, hasta el presente hemos hecho las delicias de pederastas y otros pervertidos, por una parte, y minimizado alevosos asesinatos cometidos por adolescentes, de otra.

    Ahora, al prosperar la iniciativa legal de Emilio Olavarría, ambas situaciones convergerán en los 14 años.

¿Se está suficientemente maduro a esa edad para asumir las consecuencias de actos tan importantes?

    Ése sería un buen debate si nuestra sociedad no se distrajera en cambio en los rifirrafes estériles que tanto gustan a los políticos.

    Lo cierto es que la futura ley del aborto considera que a los 16 años una niña/mujer es capaz de decidir por sí sola si tiene un bebé o si malogra voluntariamente su embarazo. Claro que algo tan nimio como comprar alcohol o tan trascendente como votar sólo puede hacerlo a partir de los 18. Por el contrario, para sacar el carné de conducir hay que tener, según los casos, entre 14 y 21 años como mínimo.

    Una legislación tan profusa y contradictoria no es privativa de España, por supuesto. En Estados Unidos, un chico puede incorporarse al ejército a los 17 años, pero no se le permite comprar alcohol hasta los 21. Sin embargo, sí puede trabajar 14 horas diarias como bracero partir de los 12 años.
Ya ven si el asunto se las trae o no.

    El último gran notición al respecto ha sido el caso de Alfil Patten, el niño británico que con 13 años acaba de ser padre del bebé de Chantelle Steadman, de 15. Lo peor es que nuestra banal y truculenta sociedad, en vez de cuestionar el porqué de un suceso tan significativo, simplemente lo ha elevado a morboso asunto de tabloides y programas de telebasura.

    El periódico sensacionalista The Sun ha pagado 25.000 libras por esa foto que todos hemos visto del familiar grupo infantil y ha despertado, con ello, la codicia de otros émulos. Al menos dos menores más, Richard Goodsell, de 16 años, y Tyler Barker, de 14, presumen de ser los padres del bebé engendrado por Chantelle, con la que ellos habrían tenido también varios encuentros amatorios.

    ¿Somos conscientes de la superficial banalidad de la sociedad desnortada que estamos fabricando?

    De una parte, todos los referentes culturales y mediáticos fomentan las relaciones sexuales de jóvenes lamentablemente inmaduros. De otra, se les ofrece el aborto como un trivial método de contracepción sin más connotaciones. Y el único remedio alternativo que se nos ocurre, como gran coartada, es establecer, año más, año menos, el baremo de una edad que nos exima así de la tutela de nuestros menores.
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