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La gran noche de Penélope Cruz; feliz, radiante, emocionada

La gran noche de Penélope Cruz; feliz, radiante, emocionada

martes 24 de febrero de 2009, 04:33h

Feliz. Radiante. Emocionada. Así se mostró Penélope Cruz al recoger la estatuilla que la convierte en la primera actriz española que logra un Oscar. Sabía que ese era su momento de gloria y quiso exprimirlo hasta la última gota. En un inglés bastante más fluido que el de su admirado Almodóvar, la intérprete madrileña tuvo palabras de recuerdo y cariño para su familia, amigos y directores con los que ha trabajado, pero sobre todo para "todos los intérpretes de España", a los que dedicó el galardón en castellano. Ya fuera del escenario, la intérprete se desahogó con una llorera de 15 minutos que la dejó como nueva. "Aún no me lo creo", repetía.

Finalmente Penélope Cruz no se desmayó cuando la británica Tilda Swinton pronunció su nombre como destinataria del Oscar a la mejor actriz de reparto, el primero que se entregó en la ceremonia, por Vicky Cristina Barcelona. No por esperada la noticia le causó menos impacto a esta madrileña de 34 años que ha hecho historia en la meca del cine. "Ha sido una ilusión todavía más especial el hecho de que el año pasado el primer actor español que lo ganó fue Javier Bardem, y este año lo he ganado yo", declaró minutos después de recoger el eunuco dorado.

Cruz no se lo creía. Tardó cinco minutos en mirar la cara del 'tío Oscar', trofeo que recogió enfundada en un espectacular vestido blanco vintage creado por Pierre Balmain hace 60 años que adornó con un impresionante collar de diamantes. La ocasión lo merecía y la antaño chica 'jamón, jamón' lució esta creación con escote palabra de honor, drapeado y con encaje de la que se enamoró cuando la vio en una tienda hace ocho años. "Pensé que algún día volvería a por él. Me lo probé la semana pasada y como todavía me quedaba bien, pues dije 'este es'", comentó la artista, a quien el pelo recogido con flequillo le dio un aire a Audrey Hepburn.

No pudo ser con la Raimuda que le escribió Almodóvar en Volver, pero a la segunda fue la vencida y Cruz se alzó con el prestigioso galardón por dar vida a la temperamental María Elena en el que ha sido su debut a las órdenes de Woody Allen, de quien recordó su talento en el escenario del Kodak Theatre. No se olvidó la artista de los primeros directores con los que trabajó, Fernando Trueba y Bigas Luna, a cuyas órdenes hizo Belle Epoque y Jamón, jamón; de su buen amigo Almodóvar, "que me ha escrito todos los días de la semana"; de sus padres y hermanos -su madre, Encarna, la miraba embelesada desde el patio de butacas-; y de su localidad natal, Alcobendas, "un sitio muy alejado de estos sueños" desde donde ella veía despierta el show del que fue nombre propio en la madrugada del lunes.

Pe aprovechó los 45 segundos que tenía para los agradecimientos, tiempo que terminó haciendo una defensa del arte cinematográfico, un lenguaje universal", apostilló.

Sin separarse del Oscar, al que besó y que llevaba como si no pesara cuatro kilos, la actriz no se creía que el premio era suyo y, tras describir el momento de "increíble", confesó que estuvo quince minutos llorando en el pasillo y hablando por teléfono. "Necesitaba pasar por esa para poder pasar la noche", aseguró.

Con Cruz se cumplieron las previsiones y se llevó el Oscar a casa como hace un año Bardem por No es país para viejos. "Por supuesto que hemos hablado, pero no me hagan esas preguntas de...", apuntó la intérprete dejando en suspense si es pareja o no de su compatriota, con el que empezó su carrera en 1992 en Jamón, jamón y con el que se reencontró en Vicky Cristina Barcelona.

Nervios, incredulidad y mucha felicidad para la primera española que gana la estatuilla rodeada de las también reconocidas con el premio de la Academia de Hollywood -Eva Marie Saint, Goldie Hawn, Whoopi Goldberg, Anjelica Huston y Tilda Swinton-. "El momento de la presentación de las actrices ha sido precioso, pero largo. Tenía el corazón a mil por hora, y cuando Tilda me ha mirado antes de decir mi nombre, ahí sí que pensaba que me iba a caer redonda", contó a los periodistas.

Prueba superada y final feliz para los meses de campaña en una industria tan exclusiva como la de Hollywood. Ha costado 81 años que el Oscar fuera a parar a manos de una española, ocasión que Cruz compartió con su madre Encarna Sánchez, sus hermanos Mónica y Eduardo, y sus buenos amigos Goya Toledo y Luis Alegre. "Ahora me voy a cambiar de vestido -acudió a la fiesta de Vanity Fair con un Versace Atelier de color crema de crepe de seda y abertura en la parte trasera-. Quiero bailar, celebrarlo con la familia y mis amigos. Así que todo el mundo a emborracharse", concluyó la estrella nacional, que también dedicó el galardón "a todas aquellas personas que están compartiendo este momento conmigo y sientan que esto también es de ellos".

 

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