Los que pierden son los nacionalistas, con los resultados de las elecciones vascas y gallegas. Los que ganan son los partidos nacionales. En consecuencia,
Zapatero y
Rajoy.
Zapatero consigue, con su política confusa y errática, desalojar al PNV de
Ibarretxe del gobierno de Euskadi, por primera vez desde la restauración de la democracia. Como ya hizo también, con ayuda de
Maragall-
Montilla, en Cataluña. Lo que no logró
Aznar con
Mayor Oreja y
Vidal Quadras. Se apunta un tanto cara el tendido.
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Rajoy, acosado desde dentro y fuera pero con tesón, recupera la gobernación de Galícia por mayoría absoluta, como en tiempos de
Fraga Y logra ser decisivo en la formación del gobierno vasco. Se lo jugaba todo, y sin duda que su liderazgo sale notablemente reforzado.
Pese a sumar más votos y escaños Ibarretxe, el nacionalismo vasco pierde la hegemonía política y no podrá gobernar, ni solo ni acompañado. Y los nacionalistas gallegos no suman bastantes votos para apoyar a los socialistas a seguir en el gobierno.
En consecuencia, con sus pros y sus contras, se refuerza el bipartidismo estatal -PSOE y PP- y pierden peso las formaciones nacionalistas periféricas, con lo cual sus desafíos al Estado (que también tiene nacionalistas centristas) tendrán menos fuerza y, quizás, menos futuro.
* Wifredo Espina es comentarista político y ex director del Centre d’Investigació de la Comunicació.