Esos pobres tan molestos
martes 03 de marzo de 2009, 09:38h
Igual no lo quiso decir pero sí es verdad que pareció que lo decía. En el último pleno del Ayuntamiento de Madrid Ana Botella anunció que multaría a los indigentes que rebuscaran en la basura porque dan muy mala imagen. Para la edil popular el problema del hambre es un asunto de estética y de urbanidad.
Ponerle una multa a un indigente es un sarcasmo, es como denunciar a los que llegan en las pateras por exceso de carga en la embarcación. No puede ser cierto, que me pellizquen y tal vez haya desaparecido esta perversa imagen de una policía de menesterosos que les notifique la sanción en el banco del parque en el que residen. ¿A que esto no pasa en Madrid?, ¿A que no?
Ya no hay marquesas como las que dibujaba Serafín en “La Codorniz”, pero sí que hay muchos pobres que responden al perfil de Carpanta, esos que duermen en los cajeros automáticos y que sueñan con un pollo al horno.
Ángel del Río hizo un libro memorable con las desventuras de esa gente fea, pero no sólo de papel impreso vive el hombre. Que se lo digan a los que atienden en los comedores sociales y que a diario ven desbordadas sus expectativas porque contra la miseria sólo existe la vacuna del bocadillo de jamón.
Así que dejemos lo de la multa en una broma, en un chascarrillo de los que alimentan las leyendas urbanas. No puede ser.
Que te multen por ser pobre es lo último que te puede ocurrir, o quizá no, tal vez lo último sea que te den dinero en forma de propina para que luego le puedas pagar al Ayuntamiento. Eso sí, de manera generosa, no te cobrarán el IVA.
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