Primer debate televisado entre los dos candidatos principales a las elecciones europeas del 7 de junio, y una sorpresa de entrada: Mayor Oreja y López Aguilar sólo dedicaron unos diez minutos para hablar de Europa, y ello en clave doméstica. Los fantasmas que agitan a ambos partidos mayoritarios se desataron plenamente en el plató de Televisión Española, en el que se pudieron escuchar los mismos tópicos y topicazos a los que nos tienen acostumbrados PP y PSOE en este año de nueva legislatura socialista.
Ahora bien, más allá de esa consideración inicial, parece evidente que Mayor Oreja demostró un temple, una serenidad y una preparación del debate que ni por asomo tuvo López Aguilar. Al socialista se le observó nervioso, incómodo en el inicio del debate. Perdió el hilo varias veces y tuvo que recurrir con demasiada frecuencia a las ‘chuletas’ que sus asesores le habían preparado. Se le notó inseguro, sobre todo al principio, repetitivo y tópico, atacando al contrincante incluso en el plano personal.
Mayor Oreja, por el contrario, demostró más temple, más preparación, se esperaba el sentido de los ataques del socialista y demostró estar aleccionado para responder consecuente y lógicamente, pero sin sacar fantasmas del pasado como el GAL –que podría haberlo hecho, y no lo hizo- o la corrupción de la beautiful people durante la etapa de Felipe González. Claro, que de haber tocado ese tema le hubieran podido refrotar los famosos trajecitos de Camps.
López Aguilar, sin embargo, sí aireó, aunque de forma un tanto dispersa, todos los aspectos más negativos del Gobierno de Aznar que tan rentables han sido electoralmente hablando: la guerra contra Irak, a la que citó en innumerables ocasiones, pero que evitó referirse a Afganistán cuando habló de “guerras preventivas” -¿acaso porque ahora tenemos más presencia militar que nunca en Afganistán?-, la negación de la huelga general en 2002 por el Gobierno del PP, las ‘recetas’ neoliberales de Aznar y de la FAES para sacarnos de la crisis, el caso del Yak-42 y... hasta el franquismo, como el retardador de la entrada de España en la Unión Europea.
Golpe acaso inútil el del franquismo: Mayor Oreja le recordó que mientras López Aguilar aprendía a tocar la guiterra –en lo que sí es un experto- otros del PP –entonces AP- se la estaban jugando en el País Vasco. Y ahí el socialista respondió con que más socialistas se la jugaron contra Franco. Debate inútil que sólo sirve para recrear la ley de memoria histórica y la profunda división entre españoles, pero que no nos acerca al problema del paro de España ni mucho menos a la lucha por Europa.
Mayor Oreja estuvo mucho más calmado y tranquilo. No respondió cortando al adversario ni cuando sufrió los cortes de López Aguilar; mantuvo un gesto imperturbable, sin la media sonrisa que brindó su contrincante cuando el popular hablaba de la familia o del aborto. Esas medias sonrisas a destiempo del socialista no le hicieron demasiado bien a su imagen. Hubo algunos puntos buenos en el popular, como cuando le recriminó a López Aguilar que estuviera haciendo una “caricatura de la situación” de España, con más de cuatro millones de parados y dijera que la culpa es de Aznar, o cuando le afeara de manera inteligente su desconocimiento del Parlamento Europeo. Pero le desarmó plenamente cuando, ante los ataques sobre que el PP quiere reducir los derechos sociales e imponer sus propios y peculiares valores a la sociedad, Mayor Oreja le descolocara con una pregunta que quedó sin respuesta: “Pongámonos en el año 1996: ¿Qué valores impuso el PP a la sociedad española?”.
En fin, un debate poco didáctico en cuanto a soluciones, pero muy ilustrativo en cuanto a que este país no tiene remedio.
Lea la crónica del debate: Mayor Oreja ataca con el paro y el aborto, López Aguilar responde con Aznar y la guerra de Irak
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