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Una campaña poco estimulante

Una campaña poco estimulante

martes 26 de mayo de 2009, 11:53h
   No cabe duda de que los asuntos de la mayor actualidad están llegando a los mítines de los candidatos y de los dirigentes políticos en esta campaña electoral que debe concluir el siete de junio en la renovación de los cincuenta europarlamentarios españoles. Incluso los debates se convierten en mítines, como sucedió en el que mantuvieron López Aguilar y Mayor Oreja en Televisión Española y que pudieron haber protagonizado Zapatero y Rajoy con escasos matices diferenciadores, si acaso una mayor dureza en las formas.

   Algunos diarios de este martes se ocupan de determinar "quién ganó el debate" y vuelve a comprobarse "el plumero" de la línea editorial correspondiente a la publicación: unos tienen clarísimo que venció el candidato socialista y otros, con la misma rotundidad, aseguran que lo hizo el popular. Y, naturalmente, recurrir a las correspondientes sedes de sus partidos no hace sino añadir "más de lo mismo", en el PP no hay duda de que Mayor Oreja "arrolló", "apabulló" y "acorraló" al adversario "y sus mentiras", mientras en el PSOE, tampoco tienen la menor duda de que López Aguilar desautorizó de manera sistemática y permanente a su contrincante. En los medios, incluso se llega a considerar si uno de los dos estuvo "más ocurrente".

   De manera que será preciso preguntar al espectador, que tal vez esperaba algo más de "pedagogía europea" y que volvieron a encontrarse el debate de siempre: el PSOE acusa al PP de corrupción y saca a pasear el caso Gürtel, mientras el PP halla en los datos de parados su mayor argumento para denunciar ineficacia. Y otros argumentos no menos debatidos ya: con el PP de Aznar España estaba en los centros de decisión, insiste Mayor Oreja. Con el PSOE de Zapatero nos llevamos bien con Obama y participamos en el G-20 y en el G-8, replica Aguilar. ¿Interesa a alguien esta clase de discusiones efectuadas con el rostro impasible o entre sonrisas de buen "marketing"? Es dudoso, pero vuelve a poner de manifiesto que los dos grandes partidos están decididos a hacer los mayores esfuerzos para convencer de sus razones y argumentos y, por supuesto, de vencer en las siguientes elecciones.

   Todo ello, claro está, si consiguen reducir la inmensa pereza de acudir a las urnas y de participar en unos comicios que, siquiera a primera vista, resultan ajenos y lejanos por la mencionada razón de que se parecen a cualesquiera otros comicios y tienen poco de explicación de lo que se hace y debiera de hacer en los Parlamentos de Estrasburgo y Bruselas, el Parlamento de los "bien pagados" y el que mayor porcentaje de ausencias suele registrar.

   Por lo demás, y a estas alturas de la discusión, todo está dicho... muchísimas veces y resulta difícil aportar algún atractivo añadido. Los reproches de cada parte son bien conocidos: la crisis, los parados, el modelo de estado, el aborto, los valores y hasta el informe Pisa llegaron a ser empleados como argumentos. Pero el rival no era quien estaba participando en el mismo debate, sino los correspondientes "jefes": Zapatero contra Rajoy y Aznar y viceversa.

Eso sí, después del "segundos fuera" que supone este diálogo entre los representantes de las dos grandes formaciones, hemos vuelto al mensaje esencial de que no hay otros candidatos ni programas ni puntos de vista que los que representan socialistas y populares.
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