¡Oh my God!, yo ya no sé qué podemos hacer para escapar de tanta basura televisiva. Si por la noche, llegada una hora prudente de dormir, se padece cierta reticencia a irse a la cama (mi caso) no queda más remedio que ver la tele para ver si hay suerte y te quedas dormida bajo los efectos hipnóticos de la pantalla. La función que los televisores tienen de apagado automático son de gran utilidad para servidora. A veces no calculo bien los minutos que tardaré en entregarme a los brazos de Morfeo y me sobresalto con una voz chillona que dice: “capital europea que empieza por PA y acaba en ÍS, venga, llama y ganarás 500 euros”. Maldición, cuando escucho eso ya estoy desvelada hasta las cuatro. No falla. Y es entonces cuando mi dedo pulgar está horas sobre el mando a distancia haciendo zapping e intentando encontrar un programa que me lleve de nuevo al mundo de los sueños. Inútil tarea.
Para no variar mi rutina ayer me puse frente al televisor y vi al intelectual Jorge Javier y su pandilla de acólitos (un inciso, Belén Esteban cada día se supera a sí misma: el otro día confesó no tener ni repajolera idea de quién era Leire Pajín). Después comenzó el programa que presenta Nacho Abad. Va de sucesos, así en líneas generales. Y ya saben ustedes que los sucesos suelen relacionarse con la torta limpia, los atracos y demás. Anoche se entrevistaba a una pájara de la que ya les hablé el otro día. No voy a decir ni su nombre, primero porque me da pereza buscarlo, segundo porque para qué darle publicidad. Les resumo: acusó a su marido de agresión tantas veces como pudo. Y tantas veces lo hizo, que su ex dio con los huesos en la cárcel durante once meses. Tras varios recursos el hombre demostró que era inocente y tanto los forenses como el juez le han dado la razón. Sin embargo ella, lejos de callarse y darse el piro, sigue en sus trece y además va a la tele a contarlo. E imagino que no gratis. Esto es un poco como lo de Violeta Santander. Y vuelve a ser la misma cadena: Tele 5. Llueve, pues, sobre mojado.
Dos cosas: Una. ¿Hasta cuándo vamos a seguir haciendo negocio con el tema de los malos tratos? ¿Qué es eso de llevar a una tiparraca que cobra para que cuente barbaridades? Ya me parece obsceno que una personaja (es adrede la falta) vaya a la tele a contar con quién se acuesta, pero al fin y al cabo no es delito; si acaso es de mal gusto. Pero es que llevar a alguien a contar como la breaba a palos su marido cuando además el juez ha dicho que miente y encima que cobre por ello me parece obsceno, de mal gusto y hasta si me apuran me parece pecado.
Siguiente cosa: ¿Hasta cuándo se va a tolerar que en nombre de una ley que pretende evitar muertes por machismo, se beneficien pajarracas de muy mala sangre? ¿Por qué el Ministerio de Igualdad no saca una ley por la cual se condenen, y muy severamente, las denuncias falsas? La discriminación positiva es también muy peligrosa. Y se puede hacer mucho daño con esas leyes al alcance de cualquier trastornada. Piénsenlo seriamente e imaginen (si son mujeres) por un momento que son hombres y que cualquier loca les denuncia por malos tratos, que presentan pruebas falsas porque se autolesionan y acaban ustedes en la cárcel con lo que eso conlleva; pérdida de trabajo, custodia de hijos, desprestigio social…no es justo. Y encima esa mema en la tele contándolo. Y cobrando. Manda narices. Vaya país. Lo dejo porque me enciendo.
Si (
No(
