¡Que se callen ellos!

Algún ofuscado dirigente del PNV, alarmado por las duras palabras que pronunció al finalizar la manifestación del sábado en Bilbao la viuda del policía Eduardo Puelles, asesinado vilmente por ETA, ha declarado que en estos casos “es mejor que las viudas no hablen”. Tampoco ha gustado a estos dirigentes jetzales, que no dan la cara, el contundente discurso de Patxi López. Lo consideran “demasiado épico”. Y es que hay palabras que duelen más que las balas… Pero los que deben -o deberían- por pundonor callarse son esos dirigentes anónimos del PNV a los que parece que no les ha gustado oír lo que ellos han sido incapaces de decir en esos 30 años de 'experiencia' de los que tanto alardean. No es de extrañar que se sonrojen ahora de vergüenza al comprobar cómo la ciudadanía ha salido en masa a la calle con el nuevo lehendakari al frente junto a las demás fuerzas políticas, sin complejos, con la cabeza bien alta como la viuda de Puelles. Quizás les ha molestado ir esta vez de 'comparsas'.

No nos engañemos y que tampoco se engañen ellos. Durante todos esos años el PNV ha luchado contra ETA, si, - ¡estaría bueno!- pero ha mantenido una actitud tibia con el mundo abertzale, aquel que siempre se ha negado ha condenar la violencia, y ha tenido medio adormilada a la Ertzainza cuyo balance en la lucha antiterrorista ha sido más bien pobre. Pero, lo que es peor, ha pretendido también sumir a la sociedad vasca en el aletargamiento. En la calle, en Euskadi, nadie comenta un atentado, no se habla de política en los bares. Hay temor a que te señalen o te 'fichen'. La televisión hasta ahora ha pasado de puntillas por las noticias sobre la violencia etarra… Eso, por no hablar de la tolerancia que ha habido con las organizaciones afines a la banda, a algunas de las cuales incluso se les ha llegado a subvencionar con dinero público para sus actividades ‘culturales’.

    No es de extrañar, pues, que ahora a muchos de estos ‘nacionalistas vascos’ les duela escuchar y ver cosas que ellos deberían haber dicho y hecho hace tiempo, muchas veces, cada vez que ETA asesinaba a sangre fría a un inocente o a varios, en una de sus habituales acciones sangrientas. A estos dirigentes parece que les duele ver que en tan solo unos días ya se nota  el cambio en Ajuria Enea. Que la ciudadanía empieza a responder en Euskadi con valentía y coraje al terror etarra con unos dirigentes dispuestos a luchar con todas sus fuerzas contra la banda de asesinos cuyo fin no me cabe duda de que está cerca. 

    El miedo debe desaparecer del País Vasco. Es la única manera de impedir que una minoría de matones domine a toda una sociedad, a todo un pueblo. Es mejor morir con dignidad que vivir arrodillado. Ya sé que no es fácil. Pero ese es el  mensaje que gritó el sábado con desgarro la valiente viuda de Puelles. Que se callen ellos.