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Pando, otra vez

Pando, otra vez

lunes 13 de julio de 2009, 05:21h

Las noticias nos dicen que el Gobierno llevará a Pando a paceños y cochabambinos. Para no pecar de ingenuos, digamos que, por los signos que dio el Gobierno nacional, existe duda razonable sobre los motivos de ese traslado. Hay varias cosas que recordar, entre ellas, un Ministro que habló de “sepultar con los gusanos” a algún líder político pandino, el traslado de campesinos e indígenas pandinos en camiones para llegar hasta el INRA de Cobija y que fue el inicio de los muertos cívicos y campesinos en septiembre de 2008, la posesión de un Prefecto militar que tiene diez meses de gestión cuando correspondía una sucesión legal interina por parte del Secretario General de la Prefectura si había acusaciones contra el Prefecto anterior, etc. Esto hace aparecer el traslado como estrategia para afectar la unidad de la “media luna” por la ruptura de la parte más débil de esa cadena —el departamento de Pando— en el afán electoral de ganar asambleístas en la elección de diciembre y aplastar a una oposición que le ha dado muchos dolores de cabeza al Gobierno nacional.

Más allá de ello, conviene plantearse el tema de los asentamientos humanos desde dos condiciones. La primera, que el Gobierno no debe trasladar a nadie sin previamente haber hecho los esfuerzos necesarios para promover el desarrollo en el lugar donde residen habitualmente. Si son campesinos de La Paz y Cochabamba, ¿ha realizado el Gobierno los esfuerzos necesarios para respaldarlos con créditos, apoyo a su asociatividad productiva, asistencia técnica, semillas de los productos de su eco región —haba, arveja, papa, tarwi, frutas, ají, maní, etc.—, insumos agropecuarios, y condiciones de vivienda y salud adecuadas? Si en su lugar de origen no hay oportunidades económicas y fuentes de empleo, el Estado debe apoyar su generación; si no hay servicios básicos, debe respaldar su existencia. Entonces, la primera alternativa no es trasladar, sino cumplir con el deber de que la gente tenga en su propio lugar las condiciones para vivir con dignidad. Si no ha hecho esto el Estado en el lugar de origen de quienes piensa trasladar, ¿cómo podrá hacerlo en el lugar de llegada?

La segunda alternativa, después de que se demuestre que la primera no es viable, son los asentamientos humanos dirigidos basados en un plan ordenado y sistemático que aprenda de las experiencias previas de la “colonización”, que se realizaron después de 1952. Y debe cumplir con dos requisitos: a) que las familias oriundas de Pando accedan en sus comunidades rurales a los servicios mínimos, como agua, luz, alcantarillado, atención en salud, y proyectos productivos, y b) que con esa experiencia se planifique el traslado de familias de otros lugares que, aparte de acceder a tierras, accedan a viviendas con servicios básicos, puedan insertarse en cadenas productivas para tener oportunidades económicas y trabajos estables y duraderos, es decir, impulsar la producción, industrialización y venta de productos orgánicos, sanos y no depredadores de la tierra, como la castaña, el cacao y chocolate orgánico, copuazú y sus derivados de jugos y aceites, variedad de pescados frescos y enlatados, así como palmeras diversas, sus frutos, sus aceites e incluso sus hojas.

Entonces, trasladar personas del occidente en vísperas de elecciones a un departamento donde el oficialismo perdió electoralmente ¿muestra que se agotó la primera tarea de apoyar el desarrollo en su lugar de origen? Y luego, si se agotó, ¿existe un plan organizado de asentamientos humanos dirigidos donde se prevé dotarles de servicios básicos y proyectos de desarrollo rural? Valdrá la pena conocer las respuestas.

* Sociólogo alteño y catedrático

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