El 28 de diciembre de 1993, a las ocho de la mañana, el día de la intervención de Banesto, sonó el teléfono del despacho de Conde. Al otro lado del hilo telefónico sonaba “la voz indignada” del Rey. Este relato está basado en la versión de Conde, quien asegura que otros dos consejeros de la entidad fueron testigos de la conversación a través del ‘manos libres’. “Hablaba muy alto, casi gritando, presa de excitación evidente”, cuenta el ex ejecutivo.
Don Juan Carlos le asegura a Conde que le había dicho al entonces presidente del Gobierno, Felipe González, que intervenir al banco era una locura. La conversación sigue así.
- “A los bancos si tienen problemas se les ayuda, eso no es de recibo”, aseguró el Rey.
- "Pues sí, Señor, parece que algo traman, y en eso estamos, pero ¿qué le ha dicho el presidente cuando Vuestra Majestad le ha hecho esos comentarios?", contstó Conde.
- “Que no me metiera en estos asuntos que tienen componentes políticos”.
Efectivamente parece que el Rey no se metió en esos asuntos, ya que ese mismo día el Banco de España, gobernado por Luis Ángel Rojo, intervino la entidad por la existencia de una agujero patrimonial de más de 3.600 millones de euros. A finales del año 2000, la Audiencia Nacional condenaba a Conde a 10 años y dos meses por apropiación indebida y estafa, condenada que fue doblada por el Tribunal Supremo dos años después.
En el libro, el ex banquero asegura haberle aconsejado al Rey seguir el consejo de Felipe Gonzalez: “La Monarquía no puede meterse en esto. No sé cómo va a acabar, pero es muy peligroso. Le pido a Vuestra Majestad que me haga caso y deje este asunto”.