Leo en una entrevista decir a un responsable del PP no entender el que, en tiempos de crisis, el Gobierno socialista dedique recursos a la Cooperación Internacional. Subliminalmente, el mensaje viene a decir "oiga, en tiempos de crisis no gaste dinero fuera de nuestras fronteras, invierta dentro". No sé qué fibra sensible pretenderá tocar el PP con este tipo de argumentos, pero seguro que ninguna buena.
El mensaje, además de carca, rezuma insolidaridad por los cuatro costados. Los países con menos renta no tienen ninguna responsabilidad respecto a la
actual crisis económica, pero la sufren como el que más; desde luego con mayor intensidad que los países de residencia de los
Madoff y Cía. Es más, los datos indican que mientras las principales economías comienzan a ver la luz al final del túnel, en los países menos desarrollados la luz no está ni se la espera. No sólo se ha desplomado la actividad económica de áreas enteras en África o Asia, por citar dos ejemplos, dejando a millones de personas sin horizonte vital, sino que ha caído en picado la inversión extranjera directa, siendo aspirada por las principales economías del mundo. Por terminar con los datos, recordar la denuncia de Naciones Unidas de hace unos días, criticando el que las economías avanzadas no estuvieran cumpliendo con sus obligaciones presupuestarias respecto a la dotación del Fondo de Ayuda para Alimentos a favor de los países menos desarrollados.
En tiempos de crisis está aún más justificada que nunca la ayuda al desarrollo. Potenciar la solidaridad, fuera y dentro de nuestras fronteras, determina el tipo de país y mundo que queremos construir. No existen ya departamentos estancos. Si no favorecemos el desarrollo de las zonas hoy olvidadas del planeta con medidas liberalizadoras que impulsen el comercio internacional, desmantelando barreras proteccionistas, condonando deuda y/o volcando recursos públicos en forma de ayuda al desarrollo, el mundo se hará más desigual e injusto. Desigualdad, por cierto, que explica masivos movimientos migratorios como los registrados en Europa durante las últimas décadas. Países como el nuestro, en los límites geográficos con zonas muy empobrecidas del planeta, tienen el deber de dar ejemplo y liderar la batalla contra el hambre y el subdesarrollo. El Gobierno de Zapatero lo está haciendo a pesar del PP. Es cuestión de solidaridad, aunque, ése sea un término de imposible comprensión para la derecha española.
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*Pedro Sánchez Pérez-Castejón es diputado del PSOE
Si (
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