Los Presupuestos, ya se sabe, están para no cumplirlos

Asegura el viejo dicho, inscrito en esa escuela de cinismo político de la que tan buenos representantes son, por ejemplo, Churchill y Romanones, salvadas sean las diferencias, que los Presupuestos están para no cumplirlos. Viendo lo ocurrido con los que se elaboraron para este año 2009, que nada tenían que ver con la realidad, uno tiende a compartir el escepticismo: puede que los Presupuestos Generales del Estado sean, al fin y a la postre, unas ‘cuentas de la vieja’ para que el Gobierno de turno quede bien con la mayor cantidad de gente posible y para que pueda pactarlos, a cambio de ‘favores’, con otros grupos políticos. Luego, la dura realidad se encargará de ir ahormando esos PGE y adaptándolos a lo que hay y a lo que no hay. Eso es lo que va a ocurrir esta semana, en la que empieza el gran debate presupuestario, el último del año: el Gobierno ya lo tiene salvado, y lo que menos importa es lo que dice la contabilidad estatal. Como decía la protagonista de ‘Lo que el viento se llevó’ al verse acuciada por los problemas, “ya lo pensarán mañana”. O cuando toque arreglar las cañerías.

El caso es que esta semana vamos a asistir a una suerte de debate económico protagonizado, por una parte, por la vicepresidenta Elena Salgado –no parece que Zapatero vaya a repetir el gesto torero de lanzarse él al ruedo—y, por otra, por Mariano Rajoy, que ha pasado los últimos días de zozobra intentando olvidar los sinsabores del ‘caso Gürtel’ a base de enfrascarse en los datos y números de la macroeconomía.

Me dicen algunos en el PP que temen que la señora Salgado, dura, correosa y con una fuerte ‘vis política’, aproveche la ocasión para recordar al PP, venga o no a cuento, algunos de sus últimos casos de corrupción, en un intento de desviar los tiros de los planteamientos puramente económicos, que no son  los que más favorecen ahora al Ejecutivo de Zapatero, precisamente. En medios cercanos al Gobierno ni afirman ni niegan estas ‘maldades’: puede que salgan con algún conejo en la chistera, aunque a mí me suena que tanto los unos como los otros van a aportar más de lo mismo. O sea, mucho de ‘y tú más’, mucha hemeroteca, bastante sal gorda y una interpretación de los datos diametralmente opuesta. Es decir, lo de siempre: las dos españas ofreciendo realidades dispares.

Así que no cabe sino una visión pesimista de este debate, en el que ya el experto económico del PP ha puesto anticipadamente las primeras banderillas de fuego a los nacionalistas vascos y canarios, que aprobarán las cuentas del Reino apoyando a los socialistas…ya he dicho que a cambio de prebendas no tan pequeñas, como el blindaje del concierto vasco, o un plan económico especial para Canarias. Con esos dos grupos, los PGE’2010 tienen expedito el camino a su aprobación, y nadie se va a detener –bueno, puede que Rajoy lo intente un poco—a considerar si las cifras de ingresos y gastos se compadecen o no con lo que previsiblemente pueda suceder.

Personalmente, estoy interesado en el debate presupuestario, tan árido, por un solo motivo: ver cómo argumentan su ’no’ los grupos que lo hagan, desde Convergencia i Unió hasta Izquierda Unida. Y ver cómo argumentan su ‘sí’ el PNV –paradojas de la vida: ahora políticamente más alejado que nunca de los socialistas—y los de Coalición Canaria, aliados con el PP en las islas para gobernar frente a los socialistas, que fueron los que ganaron las elecciones. Dos gripos, por tanto, empeñados en combatir al PSOE en las autonomías, pero que lo sustentan en el poder en el Parlamento. Ya se sabe, volviendo a lo de la escuela cínica, que la política hace extraños compañeros de cama. Lo que, cuando hablamos de los Presupuestos, puede llegar a convertirse en una auténtica orgía.

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