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Compartiendo el poder

viernes 23 de octubre de 2009, 21:04h

Continúan los fuertes cuestionamientos de la “guerra” que está entablando el presidente Felipe Calderón en contra de los grupos de crimen organizado. Los datos más recientes de lo que está sucediendo en Ciudad Juárez, donde el gobierno federal le ha metido recursos extraordinarios, revelan que no ha mermado la violencia y no apoyan la estrategia. Al contrario. Esta semana el presidente municipal de esa localidad, José Reyes Ferriz, señaló que en este año el índice de asesinatos ya sobrepasa 2 mil muertos, 400 asesinatos más de lo sufrido en su totalidad para esa ciudad en 2008.
Los misiles más recientes fueron enviados por nada más y nada menos que el ex presidente Vicente Fox, quien el fin de semana pasada declaró en Viena, Austria, que: “Debe empezarse a caminar en la dirección de regresar el Ejército a los cuarteles, de regresar la responsabilidad a las policías y los gobiernos locales”. Claro, lo que no aclaró Fox es si las policías tienen la capacidad operativa de enfrentar las organizaciones de narcotráfico que se consideran las más violentas y peligrosas del planeta. Tampoco especificó si en verdad los gobiernos locales quieren y pueden asumir esta responsabilidad. Yo imagino que muchos gobernadores y presidentes municipales, al leer los comentarios de Fox, han de haber pensado: “Cállate, Vicente, ni sigas insistiendo con eso. En una de esas Felipe te toma la palabra y luego me toca enfrentar a estos delincuentes al lado de mi policía corrupta e incapaz”.

Hace un año tuve la oportunidad de entrevistar a Fox en Bogotá, Colombia, para mi programa de tv, Seguridad Total, en el cual comentó que haber usado tropas para enfrentar estos grupos de crimen organizado, “yo creo que es parte de la solución, la perseverancia, la firmeza en la lucha contra ese flagelo. También es algo que hemos aprendido del presidente Uribe. Yo creo que crear un cuerpo policiaco como la Federal Preventiva, el haber dado una transparencia absoluta y total a la Procuraduría General de la República, el haber dado una batalla frontal contra el narcotráfico y el cártel... Yo creo que todos debemos estar con él, apoyarlo en esta batalla, y nadie tiene que escatimar en ese respaldo y, por el contrario, yo estoy convencido de que Calderón va a ser un gran presidente porque esta batalla la va a ganar México…”. Este comentario lo hizo Vicente Fox en octubre de 2008, hace exactamente un año (para ver esta entrevista ir al sitio de internet www.anamariasalazar.com).

La mayoría de los analistas, y me incluyo, en cierta forma estamos de acuerdo con el ex presidente Fox en el sentido de que una policía civil debería asumir la responsabilidad de enfrentar y controlar el crimen organizado en este país, y las Fuerzas Armadas deberían estar dedicadas a las otras amenazas de seguridad nacional que sufre México. Pero de nuevo, la pregunta para todos los críticos de la militarización de la estrategia es: ¿cuáles son las opciones? ¿De veras piensan que legalizando la droga se resuelve el problema? ¿Los Zetas y La Familia Michoacana van a dejar de secuestrar, extorsionar y traficar con seres humanos si dejan de participar en el negocio de las drogas ilícitas? ¿Le apuestan a la Policía Federal? ¿O sugieren que dejemos que cada estado se las arregle como pueda?


Más allá de si la estrategia es buena o mala, esta “guerra” nos ha permitido ver la fortaleza y la penetración de estas organizaciones, que de hecho probablemente son la envidia de las grandes empresas. Un botón de ejemplo sucedió esta semana, cuando detuvieron a un presunto jefe de Los Zetas que tenía en su posesión una carpeta con 4 mil recibos de pago de supuestos pistoleros, según la Sedena. ¿Cuántas empresas no quisieran tener una nómina de ese tamaño? Y seguramente no es representativo de todo el “personal” que trabaja en esa empresa que son Los Zetas. ¿Cuántos funcionarios no estarán en esta “nómina”?

Hay dos grandes retos que en este momento enfrenta el Presidente, y que van a decidir el éxito o el fracaso de esta estrategia. Por una parte, si no se persigue con el mismo ahínco a los funcionarios públicos y de elección popular que estén colaborando con estos grupos, los resultados que veremos al finalizar esta administración calderonista son que no sólo habrá más violencia y muertes, sino grupos de crimen organizado más fortalecidos y más protegidos por los procesos electorales y la misma clase política. Estos grupos sólo pueden prosperar al amparo de funcionarios y políticos dispuestos o forzados a colaborar con ellos. Parece que en este momento es más fácil perseguir a los capos que a gobernadores y alcaldes corruptos. Y esto se debe en parte a la protección que les dan a estos funcionarios corruptos sus partidos.

Yo le pregunto al PAN, al PRI y al PRD: ¿están dispuestos a compartir el poder con Los Zetas, La Familia Michoacana o el cártel del Golfo, el de Juárez y el de Tijuana?


anamaria@anamariasalazar.com

Analista política

Opinión extraíada del Periódico El Universal de México 23/10/2009

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