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La construcción científica en la ciencia política

La construcción científica en la ciencia política

martes 27 de octubre de 2009, 05:16h

La construcción del conocimiento científico en la ciencia política – y de manera global en las ciencias sociales – representa una posibilidad muy compleja pero también efectiva y verdaderamente útil. Hoy día, los debates metodológicos deben ser puestos al día de manera explícita como un requisito de calidad pero al mismo tiempo, como parte de una ética transparente para mostrar de qué manera se diseñaron las investigaciones, cuál fue la consistencia de diferentes marcos de análisis, la plausibilidad de las hipótesis puestas a prueba y, sobre todo, el carácter incierto de las conclusiones con el objetivo de abrir el horizonte para la posterior profundización del conocimiento, o en otros casos, para la falsificación de teorías que hagan posible la llegada de explicaciones alternativas y nuevas visiones sobre el mundo de la política y las múltiples dimensiones de “lo político”.

El desarrollo científico y la aproximación científica tienen su propia naturaleza; es decir, una identidad específica que se manifiesta en prácticas muy claras por intermedio de la metodología. En el mundo del saber común y la vida cotidiana, las personas tienden a confundir la ciencia con la metodología de investigación; sin embargo, debe quedar establecido que la ciencia política es entendida como aquella adquisición de conocimiento por medio de una metodología científica, junto con la aspiración a obtener generalizaciones teóricas y el logro de paradigmas explicativos que trasciendan las fronteras de un escenario geográfico específico. En este caso, la ciencia política es un conocimiento válido como perspectiva del mundo y ligado a una comunidad de científicos que comparten la misma orientación: la universalización teórica de varias perspectivas, que a pesar de su multiplicidad, compiten en el terreno de la investigación para dejar atrás el sentido común y el parroquialismo de las visiones descriptivas.

Es necesario discutir cuáles son las actuales orientaciones metodológicas y tratar de reconocer también ciertas limitaciones que afectan a las ciencias sociales, prácticamente desde su aparición durante el periodo de la Ilustración. Si bien el propósito de adquirir conocimiento es la columna vertebral del científico social o político, el trabajo real descansa en una serie de problemáticas que hacen difícil la obtención de datos relevantes para la generalización teórica y el acceso a determinadas fuentes de investigación es, en muchas situaciones, conflictivo.

Muchas fuentes de investigación no tienen consistencia, son muy difusas y exigen que el científico construya fuentes creíbles y comprobadas; sin embargo, ¿radica el problema solamente en las fuentes de producción del conocimiento, o en quienes pugnan por imponer un determinado conocimiento, según el paradigma imperante y de acuerdo con la autoridad y poder que le otorgan credibilidad? La metodología, como aquel procedimiento por el cual se logra el conocimiento científico, siempre genera obstáculos en torno a:
• ¿Cómo es que se conoce?
• ¿Cuál es el efecto de dicho conocimiento?
• ¿La ciencia política hace alguna diferencia para cambiar el mundo en que vivimos, o es suficiente con la contemplación teórico-metodológica que promete llegar a la esencia de las cosas y a una objetividad siempre esquiva?
Los modos de obtención y difusión del conocimiento científico en las ciencias sociales también están correlacionados con las estructuras de poder que existen en la sociedad y, por lo tanto, surgen varias amenazas sobre la posible aparición de un modo autoritario de construir la ciencia y privilegiar ciertas visiones occidentales del mundo por encima de otras. En realidad, esto se vincula con algunas reflexiones donde la metodología puede ser un vehículo para la penetración de las mentiras en política; por ejemplo, cómo es posible que gente inteligente y con mucho conocimiento está dispuesta a falsear la realidad sobre lo que ocurre en el orden político y el manejo del poder, específicamente cuando se analizan los problemas relacionados con guerras a gran escala y conflictos de dominación de unos países sobre otros.

La autoridad política se inviste de legitimidad para gozar de poder y convertirse en poseedora y generadora de conocimientos. Por lo tanto, una parte importante en los debates metodológicos gira en torno a cómo garantizar la producción de un conocimiento objetivo, respetable y apto para evitar que la práctica científica se convierta injustamente en una institución del pensamiento donde ésta prescriba lo que deba pensarse e interpretarse sobre los hechos políticos. La vigilancia crítica junto con una sólida formación metodológica, contribuyen en gran medida a nuestra consciencia científica para desarrollar una ciencia política con calidad. La ciencia política ha generado una buena tradición de aportes metodológicos aunque sin superar todavía la polarización entre la investigación cualitativa y cuantitativa.

Un aspecto que vale la pena recalcar es el carácter de la relación que el investigador tiene con sus objetos de estudio. Esto tiene implicaciones metodológicas porque todos los objetos de estudio deben ser tratados como si fueran “cosas externas”, es decir, ajenas a la voluntad de los investigadores, de tal forma que pueda asegurarse una distancia prudente, el uso flexible de la teoría y, sobre todo, una aproximación lo más objetiva posible, tanto para la selección de una muestra de los casos que van a recolectarse, como para la obtención de fortaleza explicativa en el procesamiento de la información y la articulación de las inferencias que construirán los mecanismos que muestran el funcionamiento de algún fenómeno.

Una garantía de objetividad en el trabajo científico es un compromiso genuino del investigador con el tratamiento de sus intuiciones y preocupaciones teóricas que deben ser sometidas a pruebas empíricas. Parte de este tratamiento es utilizar toda hipótesis o conjetura que se considera depositaria de una potencial capacidad explicativa, como una primera parte incompleta que puede complementarse con un trabajo metodológico serio y esforzado.

La mera descripción de la realidad no es suficiente. Es necesario penetrar en ella para construir lógicas sutiles, ingresar en el terreno de las explicaciones alternativas, desafiar las teorías convencionales y desarrollar mucho más el potencial predictivo de las teorías que uno comparte, pero sobre todo comprender que el trabajo de la investigación no puede significar solamente una actitud especulativa, sino que es vital trascender hacia el desarrollo de verificaciones empíricas que demuestren la validez de nuestros razonamientos, inclusive reconociendo que siempre podemos estar equivocados.

Franco Gamboa Rocabado, sociólogo político, miembro de Yale World Fellows Program, y del Instituto de Ciencia Política de la Universidad Católica de Chile, [email protected]

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