Los ricos también lloran, al menos en el fútbol

De vez en cuando la vida te besa en la boca. Cantaba el 'culé' y extraordinario artista Joan Manuel Serrat en una de sus magníficas composiciones. Pero está descartado que pensara en los jugadores y seguidores del Alcorcón, felices en grado máximo tras haberse cargado el equipo de modestísimo presupuesto al supermillonario Real Madrid. Y no sólo eso, ya que a la eliminación del Torneo del KO se ha unido una fuerte dosis de humillación del pobre al rico, algo que en tan escasas ocasiones acontece en la vida real. Algo que otorga grandeza al deporte rey, en el que estas cosas suceden, de tarde en tarde, pero suceden.

Aunque, claro, al Real Madrid le lleva ocurriendo, también para su oprobio, con demasiada frecuencia: sin ir más lejos el año pasado ante otro equipo de Segunda B, el Real Unión de Irún, y hace cinco ante otro de idéntica categoría, el Toledo. Aunque, claro, el mejor equipo del mundo en la pasada centuria, o sea el Madrid  -FIFA y sus estadísticas oficiales 'dixit'- lleva ya la friolera de 17 temporadas sin meter la Copa en sus recargadísimas vitrinas en el resto de trofeos importantes como Liga, Liga de Campeones o Copa de Europa, Recopa, Copa de la UEFA e Intercontinental.

Aunque no es el momento, convendría no olvidar esta escasa entrega al esfuerzo particular, al rendimiento máximo, al sacrificio físico y síquico a tope en el corto plazo de uno o dos partidos que significa la Copa del Rey. Aunque no es el momento, convendría no olvidar que tradicionalmente las estrellas del club blanco -galácticos o no- han preferido la comodidad del diesel, de los altibajos en el rendimiento que pueden permitirse en las competiciones a largo plazo. Pero, al margen de ello, de lo que se trata ahora es no tanto de hurgar en la herida del Madrid -que ya se encargará de ello su exigente afición, aunque anoche algunos cometieran el desliz de pedir la dimisión de Pellegrini y el regreso del díscolo e impresentable de Guti-, sino de alabar y loar la hazaña del Alcrocón, que ya ha dado lugar a una expresión que será histórica.

Porque el 'alcorconazo' significa el triunfo de los débiles, a pesar de que luego la alegría dure poco en su casa y el mismo equipo no haya logrado meterse aún en cabeza del grupo de Segunda B, lo que le daría opciones al ascenso. Y la metáfora, aunque se quede en lo deportivo, sección futbolística, en el amor nada mercenario ni interesado económicamente a unos colores, puede servir para valorar en su medida algo cada día más perdido en la sociedad actual. Como el esfuerzo, el trabajo, la responsabilidad y la solidaridad. Sí que es verdad que de vez en cuando la vida besa en la boca a los pobres. Sí que es verdad que de vez en cuando los ricos también lloran.