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Según su propia confesión

El espía Víctor Ariza vendió a Chile el plan estratégico de la Fuerza Aérea del Perú hasta el 2021

miércoles 18 de noviembre de 2009, 18:08h
El diario limeño El Comercio publica hoy que el suboficial FAP Víctor Ariza Mendoza sacó en su maletín el original del plan estratégico de la Fuerza Aérea del Perú hasta el 2021 sin que nadie de sus superiores se diera cuenta. Lo llevó a su casa, ubicada en la urbanización Palao, en San Martín de Porres, y allí fotografió una por una las 300 hojas de ese documento, considerado el más importante y delicado de esa institución, pues allí se registraba al detalle la capacidad bélica de la FAP y el armamento que se debía adquirir en los 14 años siguientes.

Una vez que tomó las fotos, Ariza envió todo el valioso material a Víctor Vergara Rojas, su segundo contacto en Chile. Lo hizo a través de su correo electrónico que estaba debidamente encriptado. Al día siguiente, metió otra vez el voluminoso documento en su maletín y se dirigió a su centro de labores: el Departamento de Planes y Operaciones de la Dirección de Inteligencia de la FAP (Difap), ubicado en el cuartel general de esa institución, en Jesús María. Allí, otra vez sin que nadie se percatara, lo dejó en el mismo lugar de donde lo había tomado. Era el año 2007.

Según El Comercio, este relato —que parecería extraído de una novela de espías— fue brindado por el propio suboficial Víctor Ariza el lunes 3 de noviembre, tres días después de ser detenido. Ese día, abrumado por las pruebas que habían en su contra, decidió romper su silencio y contar todo al fiscal Jorge Chávez Cotrina y a los agentes del Grupo Especial de Inteligencia de la Dirandro, que lo estaban interrogando.

NEGLIGENCIA A LA VISTA
Según las autoridades que vienen investigando este caso, con las que El Comercio pudo conversar, lo contado por Ariza ha dejado al descubierto que los jefes del alto mando de la FAP —especialmente el departamento donde trabajaba Ariza— no tomaron las medidas de seguridad mínimas para tener a buen recaudo este plan en donde se menciona el número y modelos de aviones de guerra, helicópteros, baterías antiaéreas, radares, entre otro material, que se debía adquirir con miras a modernizar el equipamiento actual y el de los años siguientes para enfrentar con éxito un posible enfrentamiento armado externo.

Ese departamento era una coladera. Es preocupante decirlo, pero es una cruda realidad”, dijo una de las fuentes. Y no le falta razón. Siempre de acuerdo con la versión brindada por Ariza, de la misma manera sacó de su oficina, los fotografió en su domicilio y luego los devolvió a su sitio, otros planes, documentos, claves secretas, nombres de agentes y más información también de importancia.

"¿Podía tener acceso un suboficial a tan delicados documentos?", se pregunta el diario. Tal vez la respuesta esté en un comentario que Ariza hizo a sus interrogadores: “A los oficiales no les gusta ensuciarse las manos con la tinta de los papeles. Nosotros hacemos el trabajo de revisión. Ellos solo firman los documentos”.

Aparentemente la FAP ha tratado de encubrir su negligencia, dijeron publica El Comercio. Esto se desprende del documento confidencial que esa institución le envió a la fiscal de la Nación, Gladys Echaíz, el 28 de octubre pasado, cuando le solicitó que iniciara la investigación contra Ariza. En ese pedido, la FAP señaló que sospechaba que era espía, pues lo venía investigando desde el 2007. Junto a este pedido, la FAP adjuntó vouchers de varios bancos con los montos de dinero que había recibido Ariza desde el 2004.

Pero ante esto surge una pregunta lógica: ¿Si la FAP lo estaba investigando desde ese año por qué no lo detuvo? Peor aún, fue en el 2007 que Ariza sacó de su oficina el plan estratégico de la compra de armamento. Él mismo les comentó a sus interrogadores durante su confesión: “Si mis colegas querían atraparme lo hubieran hecho. Ellos pudieron hacer tres cosas: me neutralizaban, me captaban para filtrarle cosas falsas al enemigo o me desaparecían. Ninguna de esas cosas hicieron”.

CONTACTO EN URUGUAY
Según Ariza, antes de enviar el plan estratégico de compras de la FAP hasta el 2021, viajó a Argentina el 23 de agosto del 2007. Argumentó ante su comando que visitaría a unos familiares que viven allí, como en efecto es cierto. De allí se dirigió a Montevideo, Uruguay, donde se reunió con el enlace chileno que lo había captado en el 2002 cuando estuvo en Chile como adjunto del agregado aéreo de la embajada peruana en ese país. El nombre del chileno sería Daniel Márquez Torrealba.

Allí —según su versión— Márquez llegó acompañado de otro hombre. Le dijo que había sido asignado a otro puesto y le presentó a Víctor Vergara Rojas, quien sería el nuevo “enlace”. Ambos intercambiaron nuevas claves para encriptar sus comunicaciones y regresó a Lima el 30 de agosto.

Pero eso no fue todo. Ariza contó que tuvo un segundo encuentro con su contacto en agosto del 2008, es decir cuando supuestamente era seguido por inteligencia de la FAP. Ariza contó que para viajar utilizó el mismo argumento: Dijo a sus jefes que visitaría a unos familiares que tenía en Chile (lo cual también es cierto), luego pasó a Montevideo, se reunió con Víctor Vergara Rojas, volvió a Chile y retornó al Perú. Su periplo se inició el 23 de agosto y terminó el 3 de setiembre de ese año. La pregunta cae por sí sola: ¿Si la FAP dice que lo seguía desde el 2007 por qué no detectó este segundo encuentro entre Ariza y su contacto?

Ariza ha contado que fue captado el 2002 cuando era adjunto del agregado aéreo peruano en Santiago de Chile, el hoy mayor general FAP Carlos Samamé Quiñones. Fue durante un almuerzo en un lugar campestre a donde asistieron todos los agregados militares extranjeros y sus respectivos adjuntos. Allí conoció a Daniel Márquez Torrealba. Ariza describió a las autoridades, con lujo de detalles, el lugar de esa reunión e identificó a los militares chilenos que allí estuvieron, pero esa información es reservada.

Víctor Ariza confesó que fue contratado como espía el sábado 24 de julio del 2004 cuando se reunió en Arica con Daniel Márquez. Dijo que no pidió permiso a su comando para ausentarse pues era fin de semana, y para no despertar sospechas viajó por tierra a Tacna y de allí pasó a Arica. Habló con Márquez, recibió un monto de dinero e instrucciones y retornó al día siguiente, el domingo 25, por el mismo lugar que ingresó.

Según Ariza, lo primero que le pidió Márquez fue información que tenía el Perú sobre Chile, lo cual cumplió. Luego le pediría información secreta peruana. En eso estaba hasta que lo capturó la policía el 30 de octubre en el restaurante Yo amo a Ferreñafe.

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