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Cuando Gobierno (y oposición) rectifican, todo va bien

Cuando Gobierno (y oposición) rectifican, todo va bien

domingo 28 de febrero de 2010, 11:29h
Aquella frase, creo que atribuíble a Fraga hablando del Gobierno de Felipe González, “solo aciertan cuando rectifican”, es perfectamente aplicable hoy de nuevo, ante la semana que comienza. Aunque quizá puedan admitirse algunos matices. Pero no solamente resulta aplicable al Gobierno; también a la oposición. Solamente cuando ambas partes han renunciado a sus ‘programas de máximos’, como ya ocurriera en la transición entre los ‘azules’ del Movimiento y los radicales de la izquierda, se han producido acuerdos fructíferos: no hay más que ver lo que ha ocurrido con el Ejecutivo autonómico vasco. O lo bien que marcha la lucha contra el terrorismo de ETA, detenciones de este domingo incluidas, una vez que el equipo de Zapatero abandonó su ‘negociación a toda costa’ y Rajoy su radicalismo del ‘no a todo’ para desgastar al enemigo político, es decir, a los socialistas.

Esta semana, una nueva semana de posible gran importancia, conviene recordar aquellos logros, dado que comienza una negociación económica que puede, o no, tener mucha trascendencia, en función de a cuánto estén dispuestos a renunciar los interlocutores. Se hace preciso un esfuerzo de generosidad en bien de España. No digo yo que un pacto en lo económico vaya a producir resultados tan inmediatamente positivos como los ha deparado el acuerdo contra el terrorismo y que ha puesto a la banda del horror y del terror contra las cuerdas; son, sin duda, magnitudes diferentes. Pero sí afirmo que un consenso económico serviría, al menos, para restablecer la confianza de los españoles, ahora tan deteriorada, en su clase política, en aquellos a quienes ha elegido para que los representen. 

Sospecho que la credibilidad de Gobierno y oposición está ahora bajo mínimos, y nada me parecería más suicida para ambos que la convocatoria de elecciones generales anticipadas, como predican algunos. Antes, por la vía de los hechos, tanto socialistas como ‘populares’ (y los demás, claro está) tienen que reparar las vías de agua que años de actuación torpe, miope y cicatera les han abierto. ¿A qué viene, por ejemplo, empecinarse en mantener una subida del IVA que todas las instancias, nacionales y europeas, desaconsejan? ¿A qué, en el otro lado, enrocarse en el ‘rectifiquen, rectifiquen, rectifiquen’, como un trágala que el Gobierno, inmerso en sus propias contradicciones, no puede ahora aceptar sin riesgo de comprometer su supervivencia?

Pues eso: atisbo síntomas de retirada de las torres más altas de la intransigencia, tanto por parte del Ejecutivo de Zapatero como del PP de Rajoy, aunque cierto es que se  mantienen  voces airadas en uno y otro lado (Leire Pajín, Cristóbal Montoro), quizá para conservar las esencias precisas en los inicios de toda negociación. Pero soy, o quiero ser, optimista. Veremos qué nos dicen esta semana los tres vicepresidentes del Gobierno cuando salgan a sus comparecencias parlamentarias respectivas. Y veremos qué dicen los más caracterizados representantes del principal partido de la oposición: Rajoy y Zapatero tienen que verse ya en La Moncloa y empezar a acordar, dentro del juego democrático Gobierno-oposición, cosas importantes para nuestro futuro. La tardanza está resultando ya intolerable e insufrible.

 

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