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Dossier del Estatut, desde Cataluña: qué lleva a los catalanes a salir a la calle

Dossier del Estatut, desde Cataluña: qué lleva a los catalanes a salir a la calle

sábado 03 de julio de 2010, 18:39h
 

La manifestación nacionalista del próximo sábado convocada por Òmnium Cultural bajo el lema "Nosaltres decidim. Som una nació" no es un hecho aislado, sin antecedentes. En momentos especialmente conflictivos en la relación entre Cataluña y el poder central de España, los partidos y organizaciones de corte catalanista han movilizado a sus bases para alertar sobre el peligro que se cernía sobre la identidad catalana. Ahora lo es a cuenta de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut, pero históricamente ha habido otras razones.

En tiempos de la presente democracia, se deben contabilizar media docena de movilizaciones de este signo. Desde la Diada de 1976 en Sant Boi de Llobregat a la manifestación de noviembre de 2007 "por el derecho a decidir" pasando por la multitudinaria Diada de 1977, el retorno de Tarradellas un mes después, la concentración del Camp Nou contra el llamado Manifiesto de los castellanoparlantes y la manifestación de marzo de 1982 contra la LOAPA.

En todas ellas hay un denominador común: la derecha catalana ha estado ausente. Alianza Popular o su versión posterior, Partido Popular, han quedado autoexcluidas de estas movilizaciones. La UCD, excepto en el caso del regreso de Tarradellas, también. Y los socialistas, coautores de la LOAPA, se mantuvieron ajenos a la manifestación contra la ley que pretendía laminar la autonomía mediante el "café para todos" posterior al 23-F.

La Diada del 1977: la mayor concentración nunca vista

El paso del tiempo hace deshacer tópicos y triunfalismos. El 11 de setiembre de 1977 no se reunieron un millón de catalanes en defensa de la "llibertat, amnistia i Estatut d’autonomia" como propalaron los periódicos al alimón y repetían los políticos. Pero fue una multitud impresionante, centenares de miles de ciudadanos de todas las edades. Era un momento de ilusión colectiva, aún reciente el cambio de régimen del franquismo a la democracia, con las primeras elecciones acabadas de celebrar y con la perspectiva del regreso del presidente de la Generalitat en el exilio, Josep Tarradellas.

La marcha discurrió por el Paseo de Gracia hasta el Arco de Triunfo y la convocatoria corrió a cargo de la Assemblea de Catalunya, organismo unitario surgido en el tardofranquismo y que reunía a partidos, sindicatos e incluso al movimiento vecinal desde el centro a la extrema izquierda. El gran ausente fue el partido de Fraga, Alianza Popular. El exministro y diputado por Barcelona Laureano López Rodó, estaba en un congreso en Costa de Marfil. Cerraban la comitiva trabajadores de SEAT, que a la vez asumían la función de cordón de seguridad.

Aquella Diada de 1977 fue una gran fiesta unitaria en la que se clamaba por la pronta asunción de todas las libertades colectivas y por el regreso de Tarradellas. La pancarta, con el lema unitario en una gran senyera, era conducida por los líderes parlamentarios y otros líderes de las organizaciones convocantes.

Tarradellas y el "Ja soc aquí"

Un mes y medio después, muchas decenas de miles de catalanes volvieron a echarse a la calle para recibir al presidente Tarradellas. Desde el aeropuerto del Prat, adonde llegó procedente de Madrid, hasta las fuentes de Montjuïc, donde pronunció el primer discurso, y después con las calles abarrotadas hasta la plaza de Sant Jaume, donde pronunció su famosa salutación "Ja soc aquí". En primera fila le esperaron en la pista del aeropuerto los parlamentarios miembros de la comisión permanente –de UCD, Unió Democràtica, Convergència Democràtica, socialistas, ERC y los comunistas del PSUC-.

La Diada de 1977 había tenido un precedente más modesto el 11 de setiembre de 1976 en Sant Boi de Llobregat, población del cinturón donde está enterrado Rafael de Casanova, el héroe de la insurrección catalana de 1714 contra el pretendiente Felipe de Anjou. El gobernador civil había prohibido su celebración en Barcelona y se avino a trasladar la reivindicación catalanista a Sant Boi. La prensa habló de cien mil asistentes y en aquel caso hubo discursos, asignados a Miquel Roca, Jordi Carbonell y Octavi Saltor.

El Camp Nou contra el Manifiesto

El 12 de marzo de 1981 Diario 16 publicaba un Manifiesto subscrito por 2.300 personas en el que denunciaban una supuesta situación de inferioridad y de persecución de la lengua castellana en Cataluña. Como réplica a este movimiento surgido al albur del intento de golpe de estado del 23 de febrero, nació la Crida a la Solidaritat, movimiento de base para agitar la conciencia de los catalanes defensores de sus derechos nacionales.

Su puesta de largo fue una concentración en el estadio Camp Nou, abarrotado el día de San Juan de 1981 por 80.000 personas que habían abonado una entrada de 200 pesetas y que aparte de la cuestión política tuvieron ocasión de escuchar a Lluís Llach, Marina Rosell, la Trinca y El Tall. "Som una nació" fue el slogan unitario de la reivindicación en defensa de la lengua, la cultura y la nación catalana. En la tribuna, copada por personalidades del espacio catalanista, no había políticos de la UCD ni de AP, pero sí dos socialistas de pedigrí catalanista, Joan Reventós e Isidre Molas. También estaba el presidente del club anfitrión del acto, José Luis Núñez.

Contra la LOAPA de centristas y socialistas

Los dos citados dirigentes socialistas se perdieron la siguiente movilización catalanista por razones obvias. El presidente Calvo Sotelo, de la UCD, y Felipe González, del PSOE, con apoyo externo de Alianza Popular, se habían conchabado para poner coto al "desmán autonómico" mediante los llamados Pactos Autonómicos y la Ley Orgánica de Armonización del Proceso Autonómico (LOAPA). La ley fue recurrida y en gran parte fue anulada por el Tribunal Constitucional. Pero antes se había tocado de nuevo a rebato en defensa de Cataluña y de su Estatuto, en peligro si triunfaban las intenciones de los dos grandes partidos españoles.

Entre cien mil y trescientos mil catalanes -21.000 según el gobierno civil- se echaron a la calle el 14 de marzo de 1982 siguiendo una iniciativa de la Crida, secundada por los partidos nacionalistas. "Tots contra la LOAPA" rezaba la pancarta que encabezaba la marcha por el paseo de Gracia. Asistieron CiU, Esquerra Republicana, PSUC, Nacionalistes d’Esquerra, CCOO e incluso el sindicato de taxistas STAC. Destinatarios de la protesta, socialistas y centristas se quedaron en casa.

Seis militantes de IPC que portaban una pancarta en pro de la independencia fueron detenidos al cabo de cuatro días. Exhibir este tipo de consignas era entonces, todavía, una proclama muy minoritaria y, como vemos, de riesgo.

La última, por el derecho a decidir

La Plataforma pel Dret a Decidir, un colectivo surgido entre sectores politizados pero fuera de la militancia partidista, se hacía eco del creciente malestar por la creciente marginación sufrida por Cataluña por parte de la administración central. Desde la financiación, insuficiente y discriminatoria, a fiascos como el colapso del verano de 2007 en el aeropuerto de Barcelona o las averías en el servicio de cercanías de Renfe. Este movimiento espontáneo de protesta, singularizado en la expresión "el català emprenyat" ("el catalán cabreado") acuñada por el columnista de La Vanguardia Enric Juliana, y en un acto de la sociedad civil en IESE, alcanzó su cénit con la manifestación del 1 de diciembre de 2007 cuyo lema rezaba "Som una nació i diem prou! Tenim el dret de decidir sobre les nostres infraestructures".

Aunque mezclar el "derecho a decidir" con la reclamación del AVE, un aeropuerto y unos trenes gestionados desde Cataluña o unas autopistas libres de peaje parezca un contrasentido que esconde otras intenciones, lo cierto es que la concentración circuló por esos derroteros. No acudió Montilla, pero sí los expresidentes Pujol y Maragall. Las cifras fueron de nuevo discordantes, pero fue una manifestación multitudinaria. No obstante, como ha ocurrido otras veces en nuestra historia reciente, los malos de la película, el gobierno central, salió indemne en las elecciones generales celebradas la primavera siguientes: los catalanes volvieron a votar al PSC y a ZP.

Hace cien años, unidad con la Solidaritat

Hace algo más de un siglo, las fuerzas catalanistas dieron una muestra de unidad frente al gobierno español. Los incidentes de 1905 con los asaltos a las redacciones de Cu-cut y La Veu de Catalunya llevaron a la suspensión de las garantías constitucionales y el Gobierno de Segismundo Moret acabaría redactando la Ley de Jurisdicciones que sometía a la autoridad militar cualquier ofensa oral o escrita contra la patria, el ejército o sus símbolos.

Desde el catalanismo político se interpretó que se pretendía ponerles una mordaza y ello condujo a la constitución de la Solidaritat Catalana, amalgama que unía desde la Lliga Regionalista a buena parte de republicanos e incluso carlistas. Enric Prat de la Riba dijo que la Solidaritat Catalana era "la expresión de todo un pueblo que se mueve; la afirmación plena y perfecta de la personalidad de Cataluña". Los diputados de Solidaritat Catalana batallaron en las Cortes contra la adopción de esta medida de excepción y a su regreso a Barcelona fueron recibidos como héroes.

Las crónicas hablan de 200.000 personas aclamándolas al paso por las calles de la ciudad condal en una curiosa comitiva que encabezaba el escuadrón a caballo de la Guardia Urbana y en la que incluso no faltaban entidades cívicas con sus banderines y estandartes. La crónica de La Vanguardia del 21 de mayo de 1906 es muy curiosa.

 

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