La lluvia, común denominador

La lluvia… Siempre la lluvia le impregnó una mayor atmósfera de tristeza y congoja a los grandes funerales peronistas. El de Juan Domingo Perón, Eva Duarte, y Néstor Kirchner. La lluvia fue el denominador común tras sus muertes lloradas.

El agua que caía del cielo también hoy se asoció al momento de angustia y por momentos enjuagó y disimuló las lágrimas que brotaban del rostro de miles de argentinos que pasaron por la Casa Rosada a despedir los restos del ex presidente nacido en la Patagonia.

Al igual que en esas imágenes color sepia, de los años 50, también hoy quedarán retratados para la posteridad, las imágenes de la gente formando extensas filas, y llorando por las calles debajo de sus paraguas.

Lluvia y lágrimas. Lágrimas y lluvia. No se sabe qué cosa es la que más resbala y humedece cada rostro de los militantes peronistas que fueron a darle el último adiós al muerto ilustre.

Pero pese a la lluvia, ahí estaban hombres y mujeres justicialistas de todas las edades aguardando pacientes y respetuosos su ingreso a la Capilla Ardiente, para extender su mano con los dedos en V, persignarse frente al atáud, o bien gritar alguna consigna peronista. Otros, ahogados por el llanto y la emoción optaban por decirle a la Presidenta de la Nación: "Cristina el pueblo está con vos.."..

La lluvia, los paraguas, el féretro y la gente en la calle. Por un momento en el imaginario colectivo de los argentinos y el pueblo peronista surgió el mismo escenario de hace 40 o 60 años. Es casi como un ´deja vu´.. Triste, doloroso.

Perón, Evita y Kirchner, cada uno a su tiempo le imprimió un sello distintivo a sus vidas políticas, pero si hay otro denominador común que los une -más allá de la lluvia en sus funerales-, es el ´fuego sagrado´ con el que nacieron y vivieron todos ellos para hacer política a favor de la gente..

Por eso la lluvia..y por eso también a Néstor Kirchner, por el temperamento y ese carácter fogoso con el que él vivió haciendo política, bien le cabe aquella frase de Cornelio Saavedra a Mariano Moreno, tras su muerte: "hacía falta tanta agua para apagar tanto fuego..".-

Hugo Lucero