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La realidad emigrante en los sainetes rioplatenses.

La realidad emigrante en los sainetes rioplatenses.

martes 14 de diciembre de 2010, 14:08h

Los más conocidos autores de sainetes son muy prolíficos en obras estrenadas.  Así tenemos que Carlos Mauricio Pacheco estrenó más de 70 obras, González Castillo alrededor de 90, Alberto Vacarezza 120 y García Velloso 140. La demanda hace incrementar las infraestructuras pasando de las 21 salas que había en Buenos Aires en 1911 a las 32 de 1925 y las 43 de 1928. El número de espectadores también aumenta de los 2,5 millones anuales de 1899 a los 6,9 millones en 1925. La popularidad está en la síntesis de elementos que el pueblo encuentra en este teatro. Los espectadores sienten que son partícipes porque allí en el escenario el sainete habla de sus problemas cotidianos.

Los dramaturgos no olvidan que Buenos Aires y Montevideo están invadidas por miles de emigrantes europeos. Cando los ciudadanos asisten al teatro pueden reír con los personajes que representan a los distintos grupos de recién llegados. En el escenario actúan gayegos, tanos y turcos.  Para el público lo que sucede en el escenario es lo mismo que vive diariamente con sus vecinos. Las obras servían para que cada uno entendiese el proceso de transculturación como algo inevitable, a pesar de la tensión inicial, en la confrontación había algo que enriquecía culturalmente un lugar en el mundo que estaba casi vacío.

En el teatro gauchesco o rural se mostraba el conflicto entre el criollo y el agricultor extranjero. Las obras exponían la oposición de dos culturas diferentes --la ganadería de los gauchos y la agricultura de los colonos-- como así sucede en los textos más representativos (Juan Moreira, La piedra del escándalo, Sobre las ruinas, La gringa) pero ahora en la dramaturgia ciudadana son otros los problemas.

En la obra Marco Severi  (1905) de Roberto Payró, el autor hace de Argentina una tierra generosa, de buena acogida para todo aquel que quiera edificar una nueva vida. En Los disfrazados (1906) de Carlos Mauricio Pacheco, la acción tiene lugar en un conventillo en el que puede verse el dolor de un nostalgioso emigrante fracasado en una tarde de carnaval. Pacheco con su creación del personaje de Pietro se está adelantando a futuras creaciones de Enrique Santos Discépolo. Pietro es un tano que fue vencido por el nuevo ambiente, fracasa porque no puede integrarse en la nueva sociedad. Siente que sin su patria está destrozado de alma y corazón: Soy un povero disgraziato que non tengo fuerza per gritar come un leone.

La literatura dramática de corte ciudadano es un muy realista testimonio de la incorporación --entre drama y sonrisa-- de miles de europeos a los centros urbanos rioplatenses. El sainete criollo documenta la instalación del emigrante en la ciudad y por medio de una nueva temática renueva los antiguos motivos hispánicos. Ahora hay mucho más que unos simpáticos chulos madrileños, aparecen los guapos, taitas, malevos, las minas y los compadritos que envueltos en la música de una milonga o de un tango entran en lucha con gayegos, tanos y turcos. La fórmula básica de un sainete aparece perfectamente definida en la obra de Alberto Vacarezza La comparsa se despide del año 1932:

un patio de conventillo,
un italiano encargao,
un yoyega retobao,
una percanta, un vivillo;
dos malevos de cuchillo,
un chamuyo, una pasión,
choques, celos, discusión,
desafío, puñaladas,
espamento, disparada,
auxilio, cana…
¡telón!
 
Manuel Suárez Suárez
 [En aquella esquina rioplatense] 

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