Fin de la tregua: Entre duros y agoreros

Ganan los duros de la organización terrorista y ganan los que desde posiciones radicalmente opuestas han venido torpedeando cualquier salida pacífica al conflicto. No pasarán muchas horas sin que los profetas del Apocalipsis y los propagandistas del caos, todos aquellos que ha usado el terrorismo como arma electoral, aparezcan para comunicar al mundo que ellos ya lo habían dicho.

Es la predicción autocumplida. Se dice que va pasar tal cosa, se trabaja denodadamente para que pase y cuando ocurre se afirma “ya dije yo que pasaría”. Quede claro que de la ruptura de la tregua indefinida por ETA solamente la banda terrorista es responsable.

Pero no es menos cierto que hay actuaciones que han ayudado a cegar la vía de esperanza que supuso el cese de atentados y el posterior alto el fuego. Sin saber a ciencia cierta que fue antes si el huevo o la gallina, no hay duda de que cuando el Gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero se embarcó en un proceso de diálogo para poner fin al terrorismo etarra tuvo un amplísimo apoyo parlamentario en lo cualitativo --votaron a favor todos los partidos menos uno--, pero mucho menos amplio en lo cuantitativo --el PP, segundo partido de España con un millón de votos menos que el PSOE, votó en contra--.

Puede que Zapatero no pusiera demasiado empeño en contar con el PP o puede que Mariano Rajoy, empujado por los mentirosos del 11-M --los que quisieron ganas las elecciones del 14-M achacando a ETA los atentados islamistas de las estaciones de Madrid--, asumiera la posibilidad de sacar tajada electoral del asunto. Para algunos los réditos electorales del PP, que por primera vez en historia democrática reciente española situó el terrorismo etarra en el centro del debate electoral, son esos cien mil votos de diferencia con el PSOE en el cómputo general de las elecciones municipales.

Exigüo beneficio a cambio de haber hecho trizas el frente unido de los demócratas ante los violentos. Espero y deseo que en la nueva situación, en la que vuleven a estar en juego vidas humanas, no haya nadie tan mezquino como para intentar sacar ventajas políticasde la decisión de ETA. Por ejemplo, en la negociación del futuro gobierno autonómico de Navarra.