El pelotazo sin fin

Un alto funcionario de la ONU, Miloon Kothari, ha realizado un estudio sobre el urbanismo en España con resultados vergonzantes: habla de “especulación urbanística desenfrenada”, de “crisis nacional” y de exclusión del derecho a la vivienda de la franja de población con menor poder adquisitivo. El caso de Marbella, dice este señor, es “sólo la punta del iceberg”. No entiende que las competencias en urbanismo las tengan los ayuntamientos y las autonomías, y pide al Estado que permanezca mucho más vigilante en este campo, y supervise de forma activa las actuaciones de las otras administraciones.

No sé cuánto tiempo ha dedicado Kothari al estudio de la cuestión, pero es evidente que ha llegado a un conocimiento bastante significativo de lo que ocurre. Ya no vale mirar para otro lado: día si y día también surgen escándalos urbanísticos en los que aparecen como palabras clave las de recalificación, alcalde o concejal, y promotora inmobiliaria. Mientras, los jóvenes se manifiestan en las calles porque no pueden comprar una vivienda, y el mercado del alquiler sigue estando a años luz de la demanda.

Ante este estado de cosas, sorprende ver la falta de visión de la realidad de los políticos –que se salve el que pueda-, empeñados en arrojar basura sobre el de enfrente en lugar de preocuparse por barrer su propia casa. ¿Hasta cuando se mantendrá esta política del ventilador, que sólo consigue enmierdar a todos y convencer aún más a la opinión pública de lo cierto del tópico “todos son iguales”? La cuerda siempre se rompe por el lado más débil; pero una vez rota, ya no le sirve a nadie.