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Sordera consentida

Sordera consentida

jueves 14 de junio de 2007, 01:48h

La Razón 13/06/2007

No hay peor sordo que el que no quiere oír. Día tras otro los expertos ilustrados se refieren a diversas decisiones del Gobierno que van dejando a Bolivia soberanamente enclaustrada. ¡Por fin, descolonizada! La “nacionalización” de Entel hizo sonar la alarma en la Unión Europea. A pesar de esto, Europa ofrece ventajas de intercambio con el bloque de la Comunidad Andina (CAN). Pero el Gobierno de Bolivia se hace el lindo y tan sólo pone piedras en el camino. El rumor de que la empresa eléctrica Cobee vuelva al Canadá, agrava la opinión generalizada de que Bolivia no es un país como para invertir un real. En Brasil ya no se fían de las martingalas de las autoridades bolivianas en materia del gas. Los comunicados de prensa del Gobierno nos repiten que la prolongación de las ventajas arancelarias con los EEUU van viento en popa. Otros creen que son lo que el viento se llevó. Si así fuera, miles de trabajadores y artesanos quedarán en la calle. Con Chile, se prodigan vistosos fuegos artificiales sobre mejorar las relaciones —ojalá que progresen—, a fin de cuentas, para distraer la atención sobre el retorno soberano y útil de Bolivia al Pacífico. “Lasciate ogni speranza”, escribió el Dante en su “canto” del infierno. Los vecinos, Evo Morales y Alan García, no hacen buenas migas. Total, ¡política de buena vecindad...! Algo más: nos condolemos de las penurias que sufren nuestros emigrantes, que se van porque el país no les ofrece ni siquiera esperanzas de mejores condiciones de vida. Pues hace varios meses que el Gobierno español propuso un plan destinado a facilitar puestos de trabajo a los bolivianos. Hasta la semana pasada, la perezosa Cancillería de La Paz no atinaba a dar una respuesta apropiada.

Aumentan las plantaciones de coca y crece el contrabando de estupefacientes que rebalsa las fronteras de Argentina y Brasil, hasta el punto de que ambos gobiernos han llamado la atención al de La Paz sobre la gravedad del caso, porque Bolivia está más estigmatizada que nunca por ser guarida de narcotraficantes. Pero el Palacio Quemado, en vez de dar respuestas convincentes, nos embauca con planes de industrializar y exportar legalmente la hoja mágica convertida en dentífrico y algún otro mejunje. Industrializar, repite el Gobierno. Pero si ni siquiera se ha empezado a trabajar en serio, en las prometidas plantas industrializadoras de hidrocarburos.

Frente a este panorama, se nos quiere hacer creer que todo se arreglará con la prometedora “Alternativa Bolivariana de las Américas”. (¿De “cuántas” Américas?). Se nos entretiene con las fabulosas ventajas de un Tratado de Comercio de los Pueblos, fundado por grandes mercados de Bolivia, Cuba y Venezuela, contra la imperialista ATPDEA con su pobretón mercado de los EEUU. El Gobierno boliviano pagará los impuestos al fisco norteamericano: ¿Hasta cuándo? Estas iniciativas “socialistas comunitarias” van orquestadas por la nueva diplomacia de los pueblos, ya que la diplomacia de las cancillerías es inservible. ¡Si Metternich resucitara...! Todo esto y mucho más que quedó en el tintero me hace sospechar que la política del Gobierno acabará borrando a Bolivia del mapa de países tratables. Y esto nos duele y desalienta.

*José Gramunt
es sacerdote jesuita y director de ANF.

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