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Pasaba por aquí: La catatombe

Pasaba por aquí: La catatombe

jueves 17 de marzo de 2011, 01:04h
El palabro que encabeza estas líneas no es mío, querido lector. Ya me gustaría a mí haber inventado un neologismo tan chulo. Esa extraordinaria mezcolanza de catástrofe y hecatombe la inventó un señor, navarro y de pueblo por más señas, de quien desconozco su nombre. Y llegados a este punto de lo que parece ser una catatombe en toda regla, me dedico a oír, ver y leer. Y flipo, sí, pero mucho. Alguien, desde la tele, y no alguien que pasaba por la calle y le preguntan, sino alguien investido de sabiduría y poderío sobre lo nuclear, asegura (con cara de estar descubriendo la pólvora) que (sic) “España no es Japón”. Y me quedo anonadada en el sofá, meditando sobre una verdad tan verdadera. Mi vida va a cambiar, pienso, es la leche, asevero, España no es Japón. Buf, menos mal… Escucho a comentaristas en la radio y confunden alegremente fisión y fusión. Debe de ser porque sólo hay una letra de diferencia y a las letras se les da poco valor últimamente. También hay quien mezcla sin despeinarse el concepto de central nuclear con el de reactor nuclear. Quien habla de radiación como si hubiera estudiado física en el MIT, cuando resulta que es abogado y no entendería la teoría de la relatividad ni aunque el mismísimo Einstein se la explicara… Descubro que la Física es una ciencia asaz ignorada en general pero de la que todos echamos mano para explicar (sin ningún éxito) qué demonios está pasando con los núcleos, los átomos, el hidrógeno y la refrigeración… La gente habla sin cortarse de reacciones en cadena, moléculas, yodo, cáncer y demás… Y el resultado es que no sabemos nada de nada. Y no es que eso sea malo. Admitir que no se sabe es el primer paso para ponerse a aprender. Me aterrorizan quienes pontifican, así, por principio. Verá, querido lector, jamás dejaría que el Ministro de Industria diseñase una central nuclear. Saldría huyendo del quirófano si me dijesen que va a operarme la Ministra de Sanidad. Nunca subiría a un tren planificado por el Ministro de Fomento. Y así puedo seguir con todos los ministerios. Una tiende a fiarse más de la gente que sabe, aunque los “expertos” se equivoquen igual que los ignorantes porque errar, ya sabemos, es humano. Y es humano el miedo, sobre todo a lo desconocido. Pero más miedo, auténtico terror, debería darnos la ignorancia supina que, constatamos, pasea por doquier en lo referente a lo nuclear y todo lo que lo rodea. ¿Y para qué toda esta perorata? Fácil. Para que la próxima vez que le pida caprichosamente a su médico que le haga una radiografía sea consciente de que es exactamente lo mismo que si le pide que le aplique una radiación intensa. Pero ¿a que suena muy diferente? Estudiemos, aprendamos, seamos capaces de tomar decisiones meditadas pero con ayuda de quienes saben, no nos creamos la primera tontería que dice alguien sólo porque sale en la tele. Si no, en cualquier momento, aparecerá la Ministra de Sanidad en el quirófano con un escalpelo muy afilado… y eso sí que da mucho miedo. (P. S. Oiga, lector ¿le pasa como a mí? Lo que daría porque quienes nos gobiernan fuesen sabios y no políticos). Ana Ruiz Echauri. Periodista.
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